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diumenge, 21 d’octubre del 2001

Ciegos ante la realidad

“Que Santa Lucia les conserve la vista”. La vista política. La capacidad de observar la realidad y sacar conclusiones.
La coalición que da soporte al Gobierno de Jordi Pujol llegó a la moción de censura intentando fijar tres ideas en el ideario político: “que la moción de censura era innecesaria, que Pasqual Maragall era un candidato inconsistente, frívolo y vaporoso, y que los socialistas no tenían una propuesta para Catalunya”.
Después que Pasqual Maragall presentara el primer día un programa de gobierno basado en cuatro líneas maestras y diecisiete compromisos. Intentaron negar la evidencia de la propuesta presentada. Su actitud se mostró no solo equivocada sino patética. Es la expresión de aquellos que permanecen ciegos ante la realidad que les esta cambiando bajo los pies.
Un programa con un amplio contenido social. Un programa donde la educación, el trabajo, la atención a la familia, a las personas mayores, a la dignificación de los barrios, a la seguridad, a la inmigración no solo produce reflexiones sino que, sobre todo, aporta soluciones.
Un programa que se obsesiona porque el crecimiento económico se siga produciendo y haga posible el progreso social sostenible. Donde la investigación y el desarrollo, la preservación del medio ambiente y las infraestructuras sean tres pilares sobre los que asentar una economía capaz de hacer frente a los retos de la globalización.
Un programa que para hacer del Gobierno de Catalunya una administración más próxima a las personas, menos dirigista y cerrada.
Un programa para colocar Catalunya en España, Europa y el mundo de una forma más abierta y positiva que hasta ahora.
Un programa y un candidato con capacidad e ilusión. Una persona, Pasqual Maragall, con un ambicioso proyecto abierto a la mayoría de la sociedad, a la pluralidad de las fuerzas de progreso, a la que han querido ridiculizar y “nigunear”, pero que ha demostrado de nuevo su solidez, potencia y su capacidad de ilusionar.
Este ha sido un gran debate político. El Parlament ha debatido estos días gracias a la iniciativa de nuestro grupo sobre lo que necesita y interesa a las personas, a pesar de la actitud de la CiU.
Jordi Pujol ha ofrecido el dramático y inédito espectáculo de un presidente de Gobierno que ante una moción de censura se esconde detrás de la aritmética parlamentaria para rehuir el debate político. Se ha equivocado, una vez más, confundiendo estabilidad con inactividad. Solo ha conseguido menospreciar al Parlament y deteriorar su imagen y trayectoria.
Convergencia i Unió intenta ahora aparecer muy contenta con el resultado del debate. No porque el resultado numérico no fuera el previsto sino porque creen ya tienen un líder, Artur Mas, para sustituir a Jordi Pujol. Es verdad que tiene un líder, pero no del futuro gobierno, sino de la futura oposición al gobierno de progreso que encabezara Pasqual Maragall.
Es tal el temor a sufrir el síndrome de la UCD - una vez se pierde el gobierno se desaparece del mapa político – que en CiU han respirado esperanzados y tranquilos al ver un aplicado y puntillista opositor. Ya tienen líder para la oposición.
Que CiU no se disuelva como un “azucarcillo” una vez, como afirman los mejicanos, “se caiga del presupuesto”, será una buena noticia para la democracia y para Catalunya. CiU representa una parte de la ciudadanía que necesita un referente político.
Pero, que Santa Lucia les conserve la vista, si de verdad se creen lo que dicen, o mejor dicho lo que tienen que decir.
Desde la moción de censura, se ha empezado a descontar el tiempo que le queda a este gobierno cansado y cansino para ver como es sustituido por una mayoría social y plural vertebrada entorno a la propuesta de progreso que conduce Pasqual Maragall. Cuanto más se opongan a esa demanda social, más riesgo asumen. ¡Ellos mismos!.
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diumenge, 7 d’octubre del 2001

El porque de una censura

“Ni contigo, ni sin ti, tienen mis males remedio”. No es la reflexión de una tonadillera sino del President Pujol, en su relación con el Partido Popular.
Esta semana pasada en el Parlament el Gobierno de Catalunya debía explicar y debatir que había hecho, que quería hacer, como, con que y con quien lo quería hacer.
Pero lo único que ha demostrado es que esta agarrado al poder. No sabe para que, pero quiere continuar, como sea.
Durante los tres días que ha durado el debate no se ha planteado, por parte del gobierno, como afrontara los problemas que afectan a las personas, como se van a reducir las listas de espera de la sanidad pública, como se va a mejorar la enseñanza, como se van a cumplir sus promesas de guarderías, atención domiciliaria para la gente mayor, de carreteras, de metro, o ferroviarias, de infraestructuras de comunicación o de suministros básicos.
Lo que ha quedado claro, es que de aquel “más poder y más dinero”, con el que fueron a las elecciones, lo único que les queda es “Mas”, Artur Mas. De lo otro, poder y dinero, nada de nada.
Este gobierno, se sostiene en la mayoría parlamentaria, que no de votos, que forman el PP y CiU, por eso aguantan lo indecible. Aznar y el Partido Popular los “ningunean”, si lo permiten no es por responsabilidad es porque no tiene otro remedio para mantenerse en el poder.
Pujol es consciente que esa relación les perjudica política y electoralmente, pero es más fuerte su necesidad de mantenerse en el poder. De ahí el: “Ni contigo, ni sin ti, tienen mis males remedio”
Por activa y por pasiva, sus socios le regatean los recursos, quieren imponerles leyes por las que antes de que el Parlament acuerde una ley, haya que consultar, u otras en las que el Gobierno de Catalunya perdería competencias en temas de Universidad, formación profesional o finanzas.
No esta bien que eso se le haga a nadie, ¡ni a CiU!.
Lo grave es que no es a Convergencia i Unió a quien perjudican esas leyes sino a todas las personas que vivimos en Catalunya y que es CiU quien evita la respuesta.
Su dependencia en Catalunya, les impide oponerse a esas actitudes.
Nunca fue bueno que un gobierno se perpetuara en el poder mas allá de su capacidad para resolver los problemas de los ciudadanos. Eso es lo que esta ocurriendo con Pujol.
Esta claro que sin romper sus alianzas con el PP no modificara nada. Y también, que no quiere renunciar a su pacto con el PP, por mas guiños que le haga a ERC.
Hace más de dos años que el President Pujol dejo claro que la estabilidad su gobierno la buscaba en los bancos de la derecha. Su modelo económico y social es muy coincidente. La ha conseguido a un alto precio para todos.
Ha conseguido su mantenimiento, pero nada más. Por pragmatismo ha renunciado a todo, incluso a los resultados.
Frente a esa desorientación, resignación y cansancio; esfuerzo, ambición, ilusión y compromiso, esos son los materiales sobre los que se cimenta la alternativa de Pasqual Maragall.
Los próximos días se debatirá la moción de censura a este gobierno. .
Con ella, no solo se hará visible la alternativa de progreso social y económico que necesitamos para Catalunya, sino que se demostrará que no tenemos porque resignarnos. Hay salida, hay futuro y se puede alcanzar
La sociedad no esta cansada, si ellos lo están que se sienten al borde del camino a reponer fuerzas, pero que no frenen el avance de una ciudadanía que no quiere, ni puede, pararse.
Para que eso no pase, para recuperar la confianza colectiva, es por lo que hemos planteado esa moción de censura.
Lo que pase en el Parlament será importante, pero más lo será el hecho de que podremos asistir con dos años de antelación al futuro, que la derecha y el centro derecha de este país tratan de evitar.
A diferencia de la dudas del President Pujol: “Sin él y con Pasqual Maragall, nuestros males si tienen remedio”.
Article publicat a la Revista AQUI

diumenge, 16 de setembre del 2001

El apagón

La luz no va bien. Hace ya algunos días, semanas e incluso meses que la luz no bien. No hace falta ser una maquina muy sensible para detectar las bajadas y subidas que se producen y que nos devuelven a otros tiempos ya muy lejanos.
Más de 200.000 personas en el Baix Llobregat, una tercera parte de los que vivimos en esta comarca, lo han padecido esta semana pasada con un importante corte de luz. Este verano otras partes de Catalunya también han sufrido deficiencias del servicio similares. ¡Demasiados fallos para ser casualidad!.
Personas retenidas en ascensores, neveras y aparatos domésticos que no funciona o se estropean, productos y producciones malogrados por los fallos en el suministro eléctrico. .
¿Que justificación ha dado “la compañía”?. Y digo “la compañía” en singular porque en Catalunya, “gracias” a la supuesta liberalización del mercado eléctrico, sufrimos el monopolio de FECSA, antes FECSA-ENHER.
La compañía ha explicado, es un decir, que el fallo eléctrico fue debido a un cortocircuito producido por la humedad ambiental, la acumulación de polvo y residuos en los aislantes de las conducciones y otros elementos naturales.
¡Como si, en unas líneas eléctricas que circulan al lado del mar, fuera posible obviar la humedad ambiental o sustraerse a la existencia de polvo y residuos en la atmósfera!.
En todo caso, esos datos explicarían, pero nunca justifican, el mal suministro eléctrico, que pagamos en nuestro abultado recibo.
Así pues, ¿cuales son los verdaderos motivos?. Un interés desmedido por el beneficio, un monopolio asfixiante y una connivencia de los poderes públicos con las empresas privadas.
Vayamos por partes. Un interés desmedido por el beneficio porque, el deficiente estado de las instalaciones eléctricas es fruto de la no-inversión en su renovación y mantenimiento. Si no se gastan en esas tareas a corto plazo los beneficios suben, pero el servicio se deteriora.
En segundo lugar, la existencia de un monopolio asfixiante. De tres compañías eléctricas (FECSA, ENHER y HECSA) hemos pasado en nombre de la liberalización al monopolio de una sola: FECSA. Esta empresa pertenece al privatizado grupo Endesa, que preside el Sr. Martín Villa, otrora gobernador civil de Barcelona en la época de los gobiernos de Franco.
En tercer lugar y no por ello en último en importancia, una connivencia de los poderes públicos con esas empresas privadas. Ya he dicho en más de una ocasión que el Gobierno Aznar no ha liberalizado el sector eléctrico, lo ha privatizado que es diferente. Lo ha vendido a sus amigos y en algunas ocasiones en buenas condiciones.
Si un suministro o servicio esencial se privatiza, los poderes públicos tienen que garantizar las condiciones de su prestación. No es de recibo que se abandone su control y supervisión, como se ha hecho, a la libre voluntad de los que deben prestarlo o al mercado, y más si previamente se le ha asegurado un monopolio, y además se les acaba compensando – a nuestra costa - con más de un billón de pesetas por que “entran en un sistema de libre competencia”.
El interés de una empresa privada esta en ganar dinero, cuanto más, mejor. La satisfacción del cliente se atiende en la medida en que mejore sus beneficios. Pero si se trabaja en monopolio, no hay ningún interés en atender a los usuarios, el mercado no funciona y su papel debe ser sustituido por los poderes públicos. Aquí ni el Gobierno Aznar, ni el Gobierno Pujol han querido actuar para controlarlos.
El Conseller Subirà no solo no controla a las eléctricas sino que se transforma en su defensor cuando Ayuntamientos, ciudadanos o grupos políticos denunciamos o intentamos evitar que sigan actuando de manera prepotente en nuestros parajes o ciudades. Su actitud a favor de la compañía en la línea de la Gabarras o su falta de exigencia a las compañías para que mejoren el servicio esta perjudicando a los ciudadanos y a otros empresarios, es decir a Catalunya.
Por eso tenemos una luz cara y cada vez más mala.
Resolver eso tiene mucho que ver con la política de las cosas que nos atañen desde que nos levantamos y esperamos que se encienda luz, el agua salga caliente para ducharnos o podamos calentar el café. Muchas veces nos preocupamos más de las “cosas de la política” que de la “política de las cosas” y eso debe de cambiar.

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diumenge, 2 de setembre del 2001

Gescartera: La canción del verano

La estafa de Gescartera ha sido la canción del verano del 2001. Ha sido la melodía más tocada. El tema se lo merece.
Por las repercusiones económicas y políticas, pero también por las formas – mejor dicho, las malas formas – que exhibe Aznar para encajar los problemas cuando estos le asaltan.
Gescartera es una estafa multimillonaria, aunque la contemos en euros. 18.000, o incluso 30.000, millones de pesetas esfumados son “muchos dineros”.
Las personas y entidades afectadas son muchas. Miles de ellas no han merecido salir en los medios de comunicación, a pesar de que perderán todos, o casi todos, sus ahorros.
Ciertamente son más llamativas y significativas las grandes cantidades que han perdido las mutualidades de la Policía y los Huérfanos de la Guardia civil, el Ministerio de Defensa o el Instituto Social de la Marina, y la Iglesia.
Este verano esta canción ha sonado mucho. Pero quizás ha sonado menos el montaje. Gescartera era un “chiringuito financiero” que ofrecía rentabilidades de hasta el 30% u opacidad fiscal incluso a “dinero negro”.
Los intereses los pagaba con el dinero de los nuevos impositores, en una constante huida hacia delante. La opacidad se desprendía de la presencia, en Gescartera, de la familia Giménez-Reina, secretario de Estado de Hacienda, el numero dos del ministerio que gestiona y cobra nuestros impuestos.
Un reputado personaje catalán en los años 20, del siglo pasado, instaló un tenderete en las Ramblas de Barcelona, ofreciendo monedas de cinco pesetas al precio de cuatro pesetas, es decir “duros a quatre pessetes”. Nadie compró, era poco creíble.
¿Qué ha ocurrido para que hace 80 años se rechazara una rentabilidad real del 25% y hoy se caiga en la trampa de una supuesta rentabilidad de hasta el 30%?. Sencillamente el montaje se presentó como creíble.
Las personas que el PP ha puesto al frente de los organismos del Estado para velar por el buen funcionamiento de las instituciones financieras, no solo conocen y esconden las faltas de Gescartera, sino que la suben de categoría. Un importante numero de personas relacionadas con el PP, aparecen como directivos, responsables regionales, asesores o inversores por cuenta de las instancias públicas en las que tienen responsabilidades. Esas irregularidades son precisamente las que ofrecen la supuesta credibilidad y le ofrecen impunidad a Gescartera, en sus manejos.
Gescartera no es posible sin ese encubrimiento institucional y ese respaldo de personalidades del PP bien situadas. No es solo el resultado de la acción de un “pillo”, es la expresión de una corrupción, como mínimo, tolerada desde el poder político.
Por eso es preocupante la actuación del Presidente Aznar. Ha callado durante un mes. No se ha dignado a suspender sus vacaciones, no ha tomado una sola medida y cuando habla no asume la gravedad de lo ocurrido ni la parte de responsabilidad que le corresponde.
Es más, pretende decir, como su partido, que la culpa es de PSOE y de Felipe González, porque Gescartera se creo en 1992. ¡Eso ya no cuela, Sr. Aznar!. Hace más de 6 años que gobiernan y debe asumir sus responsabilidades como presidente del Gobierno.
Esa actitud cínica es inútil por burda, y consciente de ello ha desarrollado una táctica peligrosa.
La única manera de tapar un ruido es hacer un rudo mayor. Por eso y sin venir a más cuento que intentar tapar el escándalo que les corroe Aznar ha vuelto a desenterrar el tema de la unidad de España y de que el PSOE es un peligro.
Ni la unidad de España esta en peligro, ni la unidad puede confundirse con la uniformidad, como hace nuestro “converso” presidente a un constitucionalismo hecho a su medida. ¿Cuándo se dará cuenta que una norma creada para vertebrar la unidad plural de España, no sirve para encajonarla en la uniformidad que le gustaría?.
¡Un poco más de humildad, Sr. Aznar!
Ya sabemos que no le gusta la canción del verano 2001, que le molesta el escándalo de Gescartera porque pone al descubierto sus vergüenzas, pero no es atacando a los demás o creando un problema mayor como lo arreglara.
Depure responsabilidades, cese a los responsables políticos, incluidos los ministros (Rato y Montoro) que nombraron al secretario de Estado de Hacienda y deje tranquila la Constitución. Esa es la única manera de acabar con Gescartera la canción del verano.
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diumenge, 15 de juliol del 2001

Más dinero para las escuelas de Mas

“El que tenga vicios que se los pague”. Señalaban, incluso lo más rumbosos, cuando en un convite descartaban pagar aquellos complementos que algún invitado pretendía incluir en la cuenta general.
Esa debería ser la norma a aplicar cuando alguien pretende conseguir que con el dinero publico se financien escuelas de elite.
Lo más grave en este asunto no es la “patinada” del conseller Mas, cuando afirmó que 7 escuelas de elite recibirían 900 millones de pesetas de la Generalitat este año, en concepto de convenios “porque le sobraban”, o cuando intento rectificar afirmando que “no es que sobren es que estaba previstas en el presupuesto”. Lo más grave es que las tuvieran previstas.
No solo no tenían obligación, sino que los inspectores informaron negativamente esta ayuda a estas escuelas de elite. A pesar de ello el conseller Mas ve bien que se le dé dinero publico destinado a esas escuelas de elite.
Escuelas de elite porque niegan el acceso a los niños y niñas en función del poder adquisitivo de sus padres. Para poder entrar los padres abonan altas cantidades, millones incluso, a una fundación para que acepten a sus retoños y pagan mensualmente cantidades entre 100.000 y 500.000 pesetas.
Escuelas de elite porque no asumen, como hacen otras muchas escuelas privadas, los compromisos que la sociedad exige a quien quiere integrarse en la red pública de centros escolares. Compromisos para atender la diversidad social, personal, étnica, cultural o religiosa entre otras. En esas escuelas de elite, algunas ligadas al Opus Dei, llegan incluso a practicar una enseñanza en exclusiva a niños o a niñas, como en los viejos y rancios tiempos de la dictadura.
Nuestras leyes han consagrado junto al derecho y la obligación de la escolarización hasta los 16 años de los chicos y chicas, la responsabilidad de los poderes públicos, que aquí asume la Generalitat, de hacer efectivo ese derecho y la contribución de la sociedad a través de los impuestos para financiarla.
Ese dinero es pues para que los poderes públicos se provean de las plazas escolares, propias o concertadas, necesarias para cumplir la ley. No son dineros para que los gasten en lo que quieran y como quieran. El Conseller Mas no puede hacerse el rumboso con el dinero de todos.
La sociedad, a través del Parlamento, también ha diseñado una política educativa que busca atender la diversidad, hacer de la escuela un espacio para favorecer la igualdad de oportunidades y no un templo donde consagrar las desigualdades sociales.
La escuela que quiera formar parte del sistema publico de educación y recibir subvenciones ha de aceptar las condiciones generales, contribuir al esfuerzo social y favorecer la igualdad de oportunidades como ya hacen muchas de las escuelas concertadas.
El dinero público no puede financiar escuelas que crean barreras económicas, sociales o de cualquier tipo para discriminar a los niños y las niñas. o aquellas que sostienen idearios contrarios al respeto a la pluralidad ideológica o religiosa.
Es cierto que hay libertad para crear centros educativos y que hay libertad de enseñanza, pero de ahí a decir como afirman el Conseller Mas, la consellera Carme Laura o la asociación de los padres de las “Escuelas Libres” que se debe financiar todas las escuelas es una falacia.
El dinero público esta para financiar la oferta de enseñanza pública, gestionada directamente o de forma concertada con centros privados. Para lo que no esta el dinero público es para financiar todo lo que los propietarios de los centros quieran ofrecer y los padres del alumnado comprar.
¡Sr. Mas, aplique el principio de que “el que tenga vicios que se los pague” y no se haga el rumboso con el dinero de todos!. Sr. Mas no de más dinero para esas escuelas.
Article publicat a la revista AQUI

dijous, 5 de juliol del 2001

Bienvenido Mr. Marshall

“Bienvenido Mr. Marshall” es una estupenda película, protagonizada por Pepe Isbert, en la que un pueblo entero se disfraza, para agradar y conseguir el favor de los traían el progreso. Finalmente pasaban de largo sin ni siquiera pararse. La política del Gobierno Aznar padece el síndrome de “Bienvenido Mr. Marshall”. Todo es poco, para no desagradar a los poderosos y mucho, para atender a los que no lo son.
Desde que ha empezado el año, suenan tambores presagiando problemas para la economía a escala mundial. El globo de la llamada “nueva economía” se ha pinchado, las bolsas bajan y el consumo de las economías domésticas se resiente.
La situación no es globalmente dramática, pero conviene no menos preciarla ni negarla.
Cuando todo parece ir bien, hay quien lo pasa mal. Cuando las cosas no van tan bien, imagínense como lo pasaran los que siempre reciben.
Prepararse y actuar para evitar la recesión significa, dejar de hacer propaganda y ponerse corregir los factores que no funcionan. Empezando, por ejemplo, por controlar la subida de los precios, que sigue siendo el doble del resto de Europa.
Los medios de comunicación esta ofreciendo, desde hace días, noticias sobre la intención de reducir sus plantillas por parte de una serie de multinacionales. No es que estén teniendo perdidas, es que ya no ganan tanto.
No hay que ir muy lejos, hace poco una multinacional que se dedica a la fabricación de impresoras, ubicada en el Vallès, con benéficos decidió despedir a parte de la plantilla para irse a un lugar con condiciones de trabajo inferiores, para ganar más. Todo fueron facilidades, hasta por parte del Gobierno Pujol.
En estas actitudes es donde se aprecian las diferencies entre opciones progresistas y las conservadoras. Ese diferencia que Aznar niega, porque no le interesa.
Pero la realidad es muy tozuda, comparar la política de Jospin o Aznar, demuestra que hay formas diferentes de afrontar el mismo tema. Los efectos de la globalización sobre el empleo
En Francia, el gobierno de Jospin, ha decido promover una ley que endurezca las condiciones para los despidos de las empresas con beneficios. De los 36 días de salarios por año de servicio (10% del sueldo anual) pretende pasar a los 72 días (un 20%) e incrementar todavía más esa penalización si la persona despedida es mayor de 50 años. A eso debe sumarse un periodo de 6 meses a cargo de la empresa para que la persona despedida busque empleo y la aportación económica para favorecer su recolocación.
Aquí, decretazo de reforma laboral, rebajando el despido, los salarios y las condiciones sociales, con el apoyo de CiU.
En suma una actitud beligerante ante los que aprovechando las leyes del mercado pretenden ganar más mediante los despidos de sus plantillas a la primera de cambio, o una actitud sumisa.
El gobierno Jospin es el mismo al que cuando propuso la reducción a 35 horas semanales, o 1600 al año, mediante una ley de plazos que daba tiempo a prepararse y negociar, desde las filas de la derecha española y catalana, e incluso alguna voz desde la izquierda, le predijeron todo los males posibles para la economía francesa.
No solo no han fracasado, sino que van tan bien como nosotros, aunque con menos inflación, han reducido la jornada de trabajo, han creado empleo y han mejorado la organización del trabajo. Por eso nadie habla del éxito de esa reducción de la jornada a 35 horas, “es un mal ejemplo”. Si hubieran fracasado, como les vaticinaban, nos lo hubieran restregado por la cara en cada telediario.
Pues bien la historia se repite, ahora también se alzan voces que señalan que actuar contra el intento de despedir masivamente a trabajadores por parte de empresas con beneficios, las ahuyentará. ¿Qué nos proponen? Resignación y aceptación de las “inexorables leyes del mercado”, ponérselo fácil y no hacerlas enfadar.
Aquí el Gobierno Aznar, con el apoyo de su fiel escudero-prisionero CiU (atado de por su política de alianzas con el PP en el Parlament) practica la política de “Bienvenido Mr. Marshall”.
Ese no es el camino para hacer resolver las consecuencias del enfriamiento de la economía. El ejemplo, una vez mas, esta en las izquierdas progresistas.
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diumenge, 1 de juliol del 2001

Vacaciones escolares

Han llegado las vacaciones escolares. Con el final de las clases ha saltado una también la polémica. ¿Debe alargarse el curso escolar?.
Miles de niños y niñas, chicos y chicas de primaria y secundaria han acabado el curso y ahora sin la obligación de ir a clase, aparecen como un problema para muchos padres. Este no es un problema nuevo, ni quizás tan grande como ha aparecido. Pero hace aflorar uno que cada vez es mayor.
Las familias han cambiado. En los últimos 20 años - lo que se entiende como una generación - en Catalunya se ha doblado el número de mujeres entre 20 y 44 años que trabajan. Las 375.000 mujeres que se han incorporado al trabajo en ese periodo, hacen que más del 60% de las mujeres entre esas edades trabajen. Por otro lado los abuelos u otros familiares no siempre residen en una proximidad que permita trasladarlos cada día para situarlos bajo su dependencia.
Esas son algunas raíces del problema real. Que un problema exista y sea conocido, no supone que su solución sea fácil.
Por eso resulta chocante que los máximos responsables gubernamentales de Catalunya en la materia lo despachen de forma tan rápida y displicente. Jordi Pujol ha imputado a los padres la voluntad de querer “aparcar los hijos”, en los centros escolares por plantear la posibilidad de reducir las vacaciones escolares en verano y para la consellera de Ensenyament, Carme Laura, la preocupación es no gastar ni una sola peseta más.
Es sabido que el problema no es de fácil solución, si lo fuera ya estaría resulto. Y no lo es porque afecta a intereses legítimos pero contrapuestos. Por un lado, la necesidad de padres y madres que trabajan de poder conciliar su vida familiar y laboral, por otro la de los maestros que con unos imperativos laborales y pedagógicos, pero por encima de todos el interés, las necesidades y las posibilidades de los niños y niñas. Buscar la conciliación de esos intereses es la tarea de cualquier gobierno democrático.
Por eso resultas doblemente escandaloso que quieran “sacudirse las pulgas”, pasando la responsabilidad a los padres o al presupuesto.
Hacer política de familia, es ayudar a las familias a resolver sus problemas. Lo contrario es llenarse la boca de defensa de la familia para dejarlas tiradas a la vuelta de la esquina. Estas son las actuaciones típicas de los gobernantes que no tiene a las personas y la solución de sus problemas como su prioridad
Las familias han cambiado, y todavía cambiaran más, porque un objetivo social, pero también económico, es que la mujer se incorpore al mundo del trabajo retribuido – en el del trabajo siempre estuvo –. Hasta ahora eso se ha producido “sacándoselo de las costillas” muchas mujeres. No se lo han puesto fácil y la sociedad lo ha pagado con bajas tasas de natalidad.
Si no ayudamos a las familias a resolver ese problema, si no se les hace más fácil la situación, no se alcanzara el doble objetivo de incrementar la tasa de empleo de las mujeres y de conciliar la vida familiar y laboral. Es hora de plantearse no solo que queremos invertir para cambiar esa situación, sino cuanto. Inversión que además de socialmente rentable es económicamente viable.
La forma de resolverlo no es cargárselo en exclusiva al cuerpo docente, por otro lado mayoritariamente femenino. Es acordando las modificaciones de los horarios escolares que pudiendo resultar más provechosas para la educación de los niños sean compatibles con los horarios anuales de los docentes y a su vez con los laborales de los padres y madres. En todo caso, hay que tener presente que esa no será la única solución al problema que las vacaciones escolares ponen al descubierto, sino una aportación más.
Las instalaciones y recursos educativos, están pagados por la sociedad y no tiene porque quedar cerrados, cuando no se imparten clases. Actividades extraescolares promovidas por padres y madres, en colaboración, o concierto, con administraciones y docentes pueden ser un punto de encuentro.
Una vez más, ese problema y sobre todo el camino y las necesidades para abordarlo, demuestran que el acuerdo de la comunidad educativa (alumnado, docentes y padres) es insustituible y que la diversidad de opciones aconseja que los Ayuntamientos tenga competencias en materia enseñanza primaria para abordarlo.
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dilluns, 18 de juny del 2001

Pensiones generosas

“Las pensiones en España son generosas”. De esta opinión son los sesudos técnicos de la OCDE en un informe sobre la situación económica de España. ¡Cómo se nota que ellos no son pensionistas!.
Uno espera que si un organismo internacional hace un informe que puede condicionar, no solo la política económica de un país, sino la vida de millones de personas, lo haga desde el rigor de la comprobación y el estudio profundo de la realidad. ¡Vamos que no lo hagan de oídas!.
Para ellos las pensiones, junto con el incremento de los salarios al mismo ritmo que el coste de la vida, son dos gravísimos peligros para nuestra economía. En el fondo, están afirmando que son un peligro no para “nuestra” economía sino para “su” economía
El Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, ha salido a quejarse del informe, sin mucha contundencia, ciertamente, pero se ha quejado. Lo que ocurre es que la OCDE finalmente ha reconocido que ese informe había sido inspirado por el Ministerio de Rato. Ese ministro incapaz de controlar la inflación - que esta a más del doble de sus previsiones – se dedica a proclamar la receta de siempre para tapar su incapacidad.
La factura de las pensiones contributivas, es decir lo que cobraron los mas de 7 millones y medio de pensionistas, durante el año pasado fueron 8,3 billones de pesetas. ¿Mucho dinero?.
No sé si es mucho dinero para este país, pero esa cantidad supone invertir 8,3 pesetas de cada 100 que produjimos en todo el año. Y además, desde 1995, en que llegó el PP al poder, nos gastamos proporcionalmente menos en pensiones. Han ahorrado con las pensiones, rebajado la factura.
Dicho en otras palabras, las pensiones han crecido menos que la riqueza en este país, “España ha ido bien”, pero para los pensionistas un poco menos.
La pensión media mensual en España es de menos de 82.000 pesetas y la de viudedad de menos de 58.000 pesetas. ¡A todos estos economistas los quería ver haciendo números para vivir con esos ingresos¡. Yo reconozco que tendría muchos problemas para hacerlo.
Pero si la realidad es tan tozuda, ¿porque se empeñan en lanzar esos mensajes?. Ellos saben que un sistema de pensiones de reparto, donde los activos pagan a los inactivos, y donde la factura – incluso en las hipótesis más pesimistas - sitúa su coste en el 10% de la riqueza del país, no solo se puede pagar sino que es sostenible.
Por otro lado, nos han anunciado el final del sistema de pensiones para tantas fechas que ya han pasado que son menos creíbles que las catástrofes de Nostradamus. Eso les esta haciendo cambiar la estrategia. Ahora ya no predican el fin del mundo, solo que es muy caro y hay que recortarlo.
Para mi, esa insistencia renovada no es sino una versión más de lo mismo. En el fondo se trata de meter el miedo en el cuerpo, para forzar a que nos hagamos un fondo de pensiones, que administren las entidades bancarias.
Para quien tenga dinero sobrante a final de mes y quiera ahorrar, los fondos de pensiones pueden ser una formula. Hay más, que elija. Pero que no nos vendan “la moto” en función de que el sistema de pensiones se acaba o que solo puede subsistir si da unas prestaciones de miseria.
Lo que ocurre es que la falta de control de la inflación esta haciendo poco rentable los fondos y la gente no ahorra a través de ellos. ¿Qué hacer?, pues un informe que ponga en cuestión el sistema y ante el temor, más y más personas les cederán los ahorros a las entidades financieras, para que, como ocurre a veces, especulen contra la propia empresa en la que trabaja el ahorrador.
Las pensiones españolas no son generosas, posiblemente todo lo contrario. Ni ahora ni antes es posible subirlas todo lo que seria justo, pero de ahí a decir que deben bajar hay mucha distancia.
Sr. Rato, mas que inspirar informes contra las pensiones, dedíquese a gobernar para controlar el cáncer que mina las pensiones, los salarios y la economía.
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diumenge, 3 de juny del 2001

El trabajo no debe ser una maldición

Si una o más veces por semana, durante más de 6 meses le encomiendan trabajo en exceso o difícil de realizar cuando no innecesario, monótono o repetitivo, o incluso trabajos para los que no posee una cualificación adecuada (superior o inferior), se le impide que haga cualquier tipo de trabajo; se le niegan u ocultan los medios para realizarlo, se le realizan demandas contradictorias o excluyentes, obligándole a realizar tareas en contra de sus convicciones morales; recibe comentarios injuriosos, le ridiculizan o se ríen públicamente de Vd., de su aspecto físico, de sus gestos, de su voz, de sus convicciones personales o religiosas, de su estilo de vida.
Entonces, esta padeciendo lo que los técnicos han venido a llamar un acoso u hostigamiento moral en el trabajo, es decir “el ejercicio de una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y prolongada en el tiempo sobre una persona en el lugar de trabajo, por una o más personas”.
Si se ha reconocido, ¡no se extrañe!. Posiblemente pertenece a ese colectivo de más de11.000 persones del Baix Llobregat que lo están padeciendo. Esa cifra, el 5% de la población asalariada, resulta de aplicar las conclusiones, para el mercado laboral español, de la encuesta realizada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), organismo internacional con presencia de gobiernos, patronales y sindicatos.
O quizás, es que sencillamente estamos tan acostumbrados a ver y padecer esas prácticas laborales, que no las reconocemos como causantes de los perjuicios que originan. Esas prácticas han formado parte casi inseparable de esa forma de organizar el trabajo donde el autoritarismo y la agresividad con los subordinados era la condición básica para obtener la máxima rentabilidad, o de esas, más “modernas”, que “exprimen” a las personas para obtener el máximo rendimiento de ellas, sin tenerlas en cuenta como tales. Por eso, nos resultan tan habituales. También eran habituales los andamios, sin redes y ahora empiezan a resultar extraños los que no los tienen, fue necesario explicarlo.
Las consecuencias de esas malas prácticas en las relaciones laborales producen efectos negativos para todos. En primer lugar para las personas afectadas, pero también para su entorno familiar, su entorno social e incluso para la propia empresa.
El acoso moral en el trabajo puede ser más difícil de reconocer y demostrar que otras anomalías laborales, aunque algunas sean tan burdas que resulten muy evidentes. El hecho de ser habituales las enmascara.
Esa dificultad se utiliza como una excusa para rehuir su solución, o la reparación de sus consecuencias. Salvando las distancias, es lo mismo que se dice para rechazar los cambios para respetar la seguridad en el trabajo. Se dice: “No esta demostrado que este agente (físico o químico) produzca esos daños”, “se están produciendo beneficios, mejor no cambiar” o “cuesta mucho ese cambio”.
Resolver las causas implica cambios. Las empresas, en la forma de dirigir, organizar el trabajo para que las relaciones laborales no sean origen de problemas. Las administraciones (laborales y sanitarias) para abordar la prevención, persecución y sanción de esas conductas y la reparación de sus efectos, como en cualquier enfermedad profesional.
Cuando el acoso moral en trabajo, dura en el tiempo, puede llegar a originar daños en la salud de quines lo padecen. El insomnio, la ansiedad, el estrés, la depresión o enfermedades psicosomáticas son algunas.
A veces a las víctimas les cuesta relacionar el origen de sus trastornos con su situación en el trabajo. Lo imputan a otras razones o simplemente no son conscientes. Pero hay una constante en todas ellas, esa sensación de angustia o temor para ir al trabajo que lo transforma en una tortura diaria.
Si no se abordan las causas no se resolverá el problema. No es con Prozac sino con unas buenas relaciones laborales con lo que debe hacerse frente.
Conocer y reconocer las practicas de acoso moral es la condición para evitarlas y hacer que el trabajo no sea una maldición divina. Este mundo no es un valle de lagrimas al que hemos venido a sufrir, sino un lugar donde conseguir el objetivo de ser felices.
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dilluns, 21 de maig del 2001

VASCOS SÍ, ETA NO

Han ganado los vascos y ha perdido ETA. Ha ganado la vida y ha perdido el terror. Han ganado el dialogo y la palabra y han perdido las pistolas y las bombas. Ha ganado la democracia y ha perdido la dictadura. Eso fue lo que pasó, el domingo 13 de mayo, en las elecciones vascas.
Con una participación del 80%, el mensaje es indiscutible. La ciudadanía del País Vasco deja sentenciado que no quiere a ETA. Pacífica y democráticamente arrinconaron a los que defienden o no condenan la muerte, los atentados y los asesinatos.
Estas elecciones han supuesto el hundimiento electoral de EH. La candidatura que encabeza Arnaldo Otegi, fue la única que perdió votos, aunque votó mucha más gente. Les han abandonado más de 80.000 personas. Personas que no han matado ni mataran nunca, pero les daban apoyo político. No los han abandonado por miedo a lo español, como cínicamente afirman. ¡Que ellos hablen de miedo, tiene “bemoles” la cosa!.
La razón es que además de personas, ETA pretende matar las esperanzas de todos. Esas personas son nacionalistas y seguramente independentistas que no quieren construir su país sobre la muerte. Ganaremos la paz el día que las que quedan abandone esa trinchera. Ese día ETA no será mas que el GRAPO.
Que ETA no escucha las urnas, lo sabemos. No lo ha hecho nunca. El atentando contra un periodista dos día después de las elecciones lo demuestra. Por eso será necesaria también eficacia policial y apoyo internacional, pero sin atraer hacia la paz a más y más personas no se ganara de forma definitiva a esa banda.
Por eso, la responsabilidad de todas las fuerzas democráticas PNV-EA, PP-UA, PSE e IU es recoger el mandato de la ciudadanía y llevarlo a la practica.
Las legitimas diferencias políticas sobre el modelo de estado y sociedad, que se defienden democráticamente, no pueden ser una grieta por la que se cuele la violencia y los violentos. La división de los demócratas solo ha beneficiado a los violentos. Es verdad que la unidad de las fuerzas democráticas no resuelve las cosas automáticamente, pero también lo es que sin ella no hay solución.
Estas elecciones permiten que se reconstruyan los puentes. Independientemente de la composición que finalmente tenga el Gobierno que presida Ibarrretxe, no contará, como en el pasado, con el soporte de los que no han condenado las muertes y los atentados. Esta pasada por las urnas permite a todos que, igual que el ave Fénix, que renacía de las cenizas, el nuevo Gobierno Vasco tenga una nueva e indiscutible legitimidad democrática. Seria bueno que fuera de amplia base, pero, en todo caso, lo imprescindible es que se reconstruya el dialogo para abordar la paz.
Si se coincide en la necesidad del dialogo entre los demócratas, los discursos que tratan al pueblo vasco de inmaduro o exigen rectificaciones de todos menos de ellos, como hace Aznar, solo son una prolongación de una errónea campaña planteada en términos de confrontación.
La política en términos Aznarianos se reduce a hacer hincar la rodilla a los adversarios si no ceden a sus pretensiones. ¡Sino que se lo pregunten a CiU!. Esa forma de hacer política también ha perdido en estas elecciones.
Posiblemente todos deban, debamos, rectificar. Rectificar para superar la división y el enfrentamiento entre demócratas y trabajar para la paz. Quien no lo haga, lo pagará en las urnas.
El único frente que hay que fortalecer es contra la violencia, por la paz y la convivencia.
Desde aquí, creemos comprender lo que se ha votado: “Vascos sí, ETA no”.
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diumenge, 15 d’abril del 2001

La foto del pacto de las pensiones

La foto del pacto sobre las pensiones era inédita. Entre las diferentes combinaciones posibles entre Gobierno, CEOE, CC.OO. y UGT, la foto del pasado lunes 9 de abril no se había producido nunca. Era inédita.
Es la primera vez que CC.OO. firma, en soledad sindical, con el gobierno – del partido popular – y la CEOE.
Hay que remontarse 17 años, hasta 1984, para encontrar una foto similar, que no idéntica. Entonces UGT firmó, por última vez en solitario, con el gobierno – entonces socialista - y la CEOE el Acuerdo Económico y Social.
Cuatro años después ambos sindicatos convocaban una huelga general, el 14-D. España vivía una época de fuerte crecimiento económico, como se dice ahora: “España iba bien”. Las fuerzas sindicales consideraban que la distribución de la riqueza no era equitativa, que los sectores sociales no se estaban beneficiando suficientemente del crecimiento económico. Aquella huelga se hizo contra los contratos de aprendizaje para jóvenes, por el derecho a la negociación colectiva de los funcionarios y por la recuperación de la deuda histórica de los pensionistas.
La situación es similar a la actual, pero no idéntica. Había entonces y hay ahora un Gobierno con mayoría absoluta, entonces del PSOE y ahora del PP.
El decretazo del Gobierno acaba de extender el contrato de aprendizaje, reservado para los jóvenes, a casi todos los trabajadores, los funcionarios han visto como se negaba el incremento pactado, basándose en el derecho de negociación colectiva que habían ganado en el 90.
A pesar de lo que se parece la situación, la valoración sindical ha sido muy distinta. Tanto, que se ha producido una grieta entre les dos organizaciones, que el gobierno ha sabido aprovechar hábilmente.
Mientras UGT, consideraba que había motivos para convocar una movilización general, CC.OO. consideraba que no había condiciones. Motivos y condiciones, ni son lo mismo, ni van siempre unidos.
En ese contexto, el Gobierno ha movido ficha con rapidez.
Ha logrado un acuerdo sobre pensiones claramente insuficiente. Ciertamente, no empeora nada, pero las mejoras son muy limitadas.
A cambio de que la Seguridad social financie al Estado durante 12 años más – contradiciendo los plazos del Pacto de Toledo – las pensiones de viudedad subirán del 45% al 52% de la pensión del fallecido. Desgraciadamente, se puede producir la paradoja que las viudas que cobran la pensión mínima, gracias a los complementos, no vean incrementada su pensión y las que cobran más de la pensión mínima, sí la verán incrementada.
A cambio de alargar voluntariamente la edad de jubilación, se podrá acceder a la jubilación a partir de los 61 años, si se han cotizado 30 y hace más de 6 meses que el empresario te ha despedido. Se mantiene, pues, la imposibilidad que los que no cotizaban antes del 1 de enero de 1967 se jubilen anticipadamente cuando lo decidan.
A cambio de que hasta el 2003, para calcular la pensión se tomen las cotizaciones de los 15 años anteriores a la jubilación el Gobierno mantiene su objetivo de contabilizar toda la vida laboral de candidato a jubilarse, a partir de esa fecha. Y pensar que en 1985, CC.OO. convocó una huelga general porque la ley de las pensiones del PSOE elevaba de 2 a 8 años el periodo para calcular la pensión.
La UGT ha exigido cambios en estos temas para firmarlo, pero la respuesta del Gobierno ha sido: ¡No se cambia ni una coma, esto es lo que hay!. Otra expresión más de la prepotencia de este gobierno “popular”. Era de esperar.
Quizás no lo era tanto - al menos para mí - el hecho de que la otra central no haya movido ni una ceja para evitar que se produjera esa ausencia.
Lo más preocupante de esa foto no es el acuerdo que refleja, sino el desacuerdo que evidencia. La profunda grieta que se ha abierto en la unidad de acción entre los dos sindicatos mayoritarios, ha resquebrajando una practica que se había demostrado útil y eficaz, durante los últimos 15 años, para los intereses de las personas que viven de su esfuerzo. Precisamente en el momento en que se necesita dar la repuesta a una reforma laboral regresiva. Si es verdad que una imagen vale más que mil palabras, no creo que la foto de ese pacto sobre las pensiones, por otro lado tan insuficiente, valga más que la unidad de acción sindical que se pone en peligro. Que alguien explique el porque de esa foto.
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dissabte, 17 de març del 2001

Desequilibrada e inútil

Ni en el fondo, ni en la forma es aceptable. La reforma laboral del Gobierno es desequilibrada e inútil.
Resolver el exceso de temporalidad y las malas condiciones de trabajo (salariales y de seguridad) con más temporalidad y más precariedad en la contratación, es tan peligroso e inútil como combatir el fuego con fuego, Pues bien, la reforma laboral del gobierno Aznar hace eso.
Los personas jóvenes, sobre todo las que no tiene estudios, las mayores de 45 años, las mujeres, las que llevan largas temporadas fuera del mercado de trabajo, las personas que proceden de la inmigración y las que padecen alguna discapacidad son las que concentran ahora las condiciones de contratación más adversas.
Esos son los colectivos, que más que objeto parecen objetivo, de la reforma laboral.
Para sacarlos de la precariedad se les ofrecen contratos de formación y a tiempo parcial. Contratos de formación a salario mínimo y sin derecho a paro ni jubilación. Contratos a tiempo parcial sin las garantías negociadas hace unos años por los sindicatos y en los que para entrar en la empresa, (cuando la persona que quiere trabajar ni puede exigir ni negociar) hay que aceptar las condiciones de quien contrata, diferentes al resto de la plantilla.
Para combatir su inestabilidad laboral se le ofrecen un despido mas barato a los fijos ú 8 días de indemnización por año trabajado a los temporales,
Esos colectivos si son despedidos después de ser fijos, su despido pasa de 45 días a 33 días de indemnización por año trabajado, y de un máximo de 54 mensualidades a 24 mensualidades.
“El gran avance” de dotar a los contratos temporales de una indemnización de 8 días por año trabajo, además de no llegar ni a los 12 días que se habían alcanzado antaño, no supone una penalización seria para evitar los contratos de trabajo de pocos días o semanas que proliferan actualmente.
Esas son las razones que hacen inútil esta reforma. Los contenidos de esta reforma no van a resolver los problemas del mercado de trabajo. Seguiremos teniendo un mercado de trabajo dual. La temporalidad y la precariedad seguirán castigando a los colectivos con mas dificultades para ocuparse.
Pero si el fondo es rechazable la forma es deplorable. Porque desequilibra las relaciones laborales.
Cuando el arbitro esta a favor de una de las partes el partido no solo es injusto, sino que el beneficiario ni se esfuerza en jugar. Eso es lo que ha pasado, la patronal no ha tenido ningún interés en negociar con los sindicatos. Ya le habían prometido el trofeo antes de jugar,
Este gobierno - que esta transformando su mayoría absoluta en absolutista - anunciando y publicando, por sus reales, el Decreto Ley no solo ha jugado a favor de las posiciones de la CEOE, sino que ha modificado las reglas del juego.
Desde 1980 con el Estatuto de los Trabajadores, las reformas laborales, con más o menos aceptación y éxito, han estado dirigidas a sustituir la protección de la Administración por la autoprotección y el protagonismo de la negociación entre patronales y sindicatos.
Por ello, cada modificación de los derechos individuales se reequilibraba reforzando los derechos colectivos (huelga, reunión, sindicación, información), la protección social, o se potenciaba el acuerdo de las partes a través de los convenios, como forma de regular las condiciones. Era la forma de conseguir que la flexibilidad no se transformara en inseguridad.
Esta reforma esta hecha a favor de una de las partes, la única que se ha manifestado a favor, la patronal. Por eso no nace huérfana como la de 1994, que no era la que querían ninguna de las partes. Esta reforma si tiene quien la quiera, la patronal.
Desequilibrar las relaciones laborales es incentivar el conflicto laboral. Ya lo hemos conocido y vivido en el pasado.
Aznar es un nostálgico de ese pasado, sin libertades y con menos derechos laborales, por eso pretende que las condiciones laborales del siglo XXI se parezcan a las del siglo XIX. De ahí su anuncio-amenaza que su siguiente paso será que las conquistas y derechos de los convenios se pierdan cada 31 de diciembre y se deba empezar de nuevo desde el salario mínimo y las 40 horas.
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dissabte, 3 de març del 2001

¡¡Con la escuela no se juega!!

Estamos en tiempo de preinscripciones para la matriculación. Ahora es le momento en el que se configuraran las aulas del próximo curso 2001-2002.
Este no es un tema burocrático o administrativo, sino de gran trascendencia.
La mayoría de los jóvenes pasaran 8 años en ese centro, si hablamos de la educación, y como mínimo 4 si hablamos de la secundaria. Años en los que se formara como persona. Años en los que adquirirá una serie de conocimientos, habilidades, aptitudes y actitudes que le acompañaran durante toda su vida. No digo: “le marcaran para toda la vida”, porque afortunadamente las personas nos seguimos haciendo durante toda nuestra existencia. Pero, el periodo de escolarización es muy importante.
La Sra. Carme Laura Gil, Consellera d’Ensenyament del Govern de Pujol, se muestra testaruda y dogmática. No quiere modificar el decreto de matriculaciones, que todo el mundo le pide que retire.
El Síndic de Greuges, nuestro Defensor del Pueblo catalán, le ha pedido que lo modifique. El Consell Escolar de Catalunya, representante plural de todos las parte presentes en la educación (padres, alumnos, profesores, etc.), se ha pronunciado en contra.
Ambos están en desacuerdo en la forma como pretende repartir los jóvenes en los centros educativos.
Pero ella, erre que erre, aunque yerre.
¿Porque tanta intransigencia, por parte de la Consellera?. ¿Por carácter personal? No. Sencillamente, porque está defendiendo el interés de los sectores más conservadores de la sociedad.
La realidad social y sobre todo la convivencia en los pueblos y ciudades no se puede percibir desde la sede de la Conselleria d’Ensenyament. Las personas que tienen la responsabilidad de dirigir las delegaciones habían establecido unas relaciones muy positivas para resolver los problemas. Ahora con su decreto, esta honorable señora, deja a los representantes del pueblo más próximos, los ayuntamientos, como simples anotadores y los ciudadanos como súbditos. Por ahí no vamos bien.
Despreciar el dialogo entre las instituciones y entre los protagonistas es absurdo, temerario y peligroso. Precisamente ahora, cuando la sociedad esta inmersa en el debate de cómo fortalecer y profundizar la convivencia, en un escenario de cambios protagonizados por el fenómeno de la inmigración.
Sindic de Greuges y Consell Escolar han propuesto un proceso de matriculación que favorezca la integración de los jóvenes inmigrantes, evitando “guetos escolares”, donde se acabe cronificando su separación con el resto de los jóvenes autóctonos.
La integración y la multiculturalidad no se producirán por generación espontánea. Como la mayoría de las cosas buenas y deseables requieren dedicación, recursos y cariño.
El recurso demagógico de intentar imputar una actitud antisocial a los que buscan una distribución de los jóvenes inmigrantes entre todos los centros educativos de los diferentes pueblos ciudades, que se sostienen con fondos públicos, no esconde más que un interés en proteger a una parte de los centros concertados, los de elite.
Para más abundamiento y recochineo, esta señora ha decido que con fondos públicos financiemos a centros escolares, donde los chicos y las chicas cursan estudios por separado, los padres abonan más de 100.000 pesetas al mes, a una Fundación. Perdone, Sra Laura Gil, ¡quien tenga vicios que se los pague!.
Los centros privados concertados, de matriz religiosa o privada, no son el problema. El problema es el trato de favor que le da Vd. y el Consell Executiu a algunos centros privados concertados, los de la elite.
Muchos de los centros concertados, en nuestra comarca, asumen los mismos deberes y obligaciones que los centros públicos, y solo repercuten aquellos gastos extraescolares racionales (colonias o comedores) sino tienen subvenciones públicas o becas para que no deban soportarlos los padres. Trabajan como los públicos para atender la diversidad en sus aulas. Diversidad por motivos de genero (chicos y chicas), de origen (autóctonos e inmigrantes), de costumbres, de lengua materna (castellanohablantes, catalanohablantes, francófonos, chinos, lenguas árabes, etc..) o de capacidad (disminuciones físicas, sensoriales e incluso psíquicas).
Por eso resulta insoportable que desde la altanería y la prepotencia se juegue con la escuela para defender interés no declarables, pero lo que resulta insultante es que acuse de antisociales a los que le recriminan su practica elitista.
Sra, Carme Laura Gil, con la escuela no se juega. Es demasiado importante, en ello le va el futuro a toda una generación.
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diumenge, 25 de febrer del 2001

Azuzar la intolerancia

¡Señora Marta Ferrusola, tiene todo el derecho a decir lo que ha dicho!. Y yo ha decirle que no estoy en absoluto de acuerdo con usted, ni con la forma ni con el fondo de lo que ha dicho.
Primero, porque los inmigrantes no han sido nunca un peligro para la cultura o el idioma de esta tierra. Ni cuando procedían de otras zonas de España, ni ahora. Solo desde una concepción obsesiva, estrecha y cerrada de Catalunya, desde el objetivo de pretender la asimilación, que no la integración, de los inmigrantes se ve como una amenaza que no pidan ayuda, o de comer, en catalán o que estén más preocupados por su subsistencia que por conocer donde están.
Segundo, porque no es cierto que su marido, el President Pujol, “está cansado de entregarles viviendas a magrebies o gente así”. Ni 400 viviendas de régimen especial se acaban cada año y además no son para inmigrantes, sino que se venden a las personas con menos ingresos. Entiendo que reconozca que el President Pujol este cansado, pero debe ser de otra cosa, no de eso.
Tercero, por identificar la religión católica con la de los catalanes y catalanas. Aquí, por si no lo sabe, existe una pluralidad de creencias religiosas, católicas o no, y sobre todo una tolerancia hacia el culto y las practicas de los demás. No quiera romperlas apelando a que las creencias religiosas de algunos de los inmigrantes, los musulmanes para ser exactos, son un peligro para la convivencia. La convivencia se resiente por la intolerancia. La de los ateos, agnósticos, católicos, musulmanes, budistas, o cualquier otro y no es imitando su intolerancia como se avanza.
Cuarto, por denigrar su solicitud de que les respetemos formas culturales que no atentan contra derechos fundamentales de las personas. ¿Quién se escandalizaría si un católico practicante dijera que no puede aceptar carne un viernes de cuaresma? Entonces, ¿porqué recriminarles que no acepten la carne de cerdo o cordero matado de una determinada manera?
Señora Ferrusola, quizás como dicen su marido, el President Pujol, y el sustituto que se ha designado, el Sr, Mas Gabarro, usted ha expresado lo que piensa que otras personas piensan.
Usted tiene derecho a decirlo, aunque sea un error, porque usted no es responsable, políticamente hablando. Ellos no. Ellos son personas que tienen obligaciones y responsabilidades públicas y políticas.
“La política no es el arte de decir en voz alta lo que ellos piensan que la gente piensa” ha dicho Pascual Maragall. Que las personas tengamos temores, intranquilidades o incluso odios, no significa que esos sentimientos sean convenientes, correctos o legales.
Si piensan que mucha gente piensa eso, lo que deberían hacer es proponer soluciones y no alimentar la desinformación, eludir la responsabilidad y azuzar la intolerancia. A usted, Señora Marta Ferrusola, no le es exigible - si es deseable - pero a ellos sí. Resulta alarmante que nuestros máximos representantes sean tan comprensivos con discursos como el suyo y que todavía es la hora que nos digan si, además de entenderlo, lo comparten.
La inmigración no crea los problemas, pero puede acrecentarlos. Los barrios no se degradan por los inmigrantes, sino que se concentran en los barrios que ya estaban deteriorados. La inmigración no crea los problemas de la escuela, pero los agrava. La inmigración no crea los problemas de la explotación en el trabajo, sino que resulta más fácil, si se les niegan sus derechos.
Tenemos pocos inmigrantes, pero mal repartidos. Hay barrios o pueblos concretos con concentraciones excesivas. Abordar los problemas de vivienda, escuela y trabajo de todos los que viven ahí, autóctonos o inmigrantes, es trabajar para la solución.
Azuzar la intolerancia, dar satisfacción a los instintos más primarios (el miedo, la desconfianza, el odio) no es como se deben abordar esos problemas. Esa actitud puede dar votos, pero es tan irresponsable como echar gasolina al fuego.
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dissabte, 10 de febrer del 2001

Poca resistencia a la fustración

Las personas inmaduras se detectan por su poca resistencia a la frustración. Cuando un niño pierde o se le niega algo responde con una “pataleta” o destrozando algo, Cuando rompe algo, niega su responsabilidad. Las personas adultas, si han madurado, no actúan así.
De hecho, las personas maduramos en la medida en que somos capaces de comprender que el resto del mundo no esta para servirnos u obedecernos. Comprender que además de nuestros intereses están los de los demás. Comprender que esos intereses no tienen que supeditarse a los nuestros. Comprender que no siempre nos podemos salir con la nuestra. Comprender que no nos regalaran casi nada importante y que tendremos que trabajar para conseguirlo. Comprender que nuestra acción nos comporta responsabilidades.
En suma, asumir las responsabilidades, las dificultades, las limitaciones y reaccionar no resignándose frente a la frustración es signo de madurez. Trabajar, dialogar, buscar que la satisfacción de nuestros intereses sea compatible con los intereses de otros, es una manera positiva de afrontar la. .
Esa es la diferencia entre la actitud de las personas bien y mal criadas.
Por eso, se puede afirmar que el Gobierno de Aznar es un gobierno malcriado. Se había acostumbrado a que todo le saliera bien sin esfuerzo. Pero cuando algo no le sale según su voluntad, reacciona como los niños o las personas inmaduras o malcriadas.
Indulta a un juez prevaricador, que participó, en su campaña para controlar los medios de comunicación y cuando los jueces le enmiendan la plana, los acusa de poner en peligro el estado de derecho.
La crisis de las vacas, es una de las “cositas” que no son su culpa, están por toda Europa. Su culpa tal vez no, pero su responsabilidad, sí.
Otro ejemplo lo encontramos en el tema de la congelación del sueldo a los empleados públicos en 1997. Como la Audiencia Nacional le niega esa posibilidad la acusa de atentar contra el Parlamento, intenta enfrentar a los empleados públicos contra el resto de la ciudadanía o cargar la responsabilidad en el gobierno socialista. Todo antes que asumir su equivocación.
En Agosto de 1996, 4 meses después de acceder al gobierno, Aznar firma un decreto rebajando los impuestos a los que más tenían. Un mes después les anuncia a los representantes de la función pública, que no respetara un acuerdo firmado y les congelara el sueldo. No había dinero para ellos, pero sí para los más poderosos. De nuevo, la prepotencia con los débiles y la sumisión a los fuertes, que caracteriza su conducta.
Por más que le hubiera gustado, la llegada al Gobierno de Aznar no fue un cambio de régimen, sino simplemente de gobierno. Los acuerdos de gobiernos anteriores debían respetarse y mantenerse. Así se lo recuerda la Audiencia Nacional.
Los empleados públicos habían firmado con el anterior gobierno un acuerdo para el periodo 95-97, en el que fijaban condiciones de trabajo y salario. En él recuperaban parte de la congelación del 94, realizada en un contexto de perdida de empleo importantísima.
Lo que resulta más significativo de ese planteamiento es el menosprecio a esos acuerdos sindicales frente al extremo respeto que se tiene a las deudas con las constructoras que han efectuado las obras públicas o las entidades bancarias que han cedido dinero al Gobierno. Esas deudas o esos compromisos son incluidos en los presupuestos sin cuestionarlos.
En el caso de que su satisfacción cree problemas al erario público, se negocia con ellos. Se aplica aquella máxima de la negociación por la que: “la modificación de un acuerdo, es cosa de todos los que lo suscribieron, no de una de las partes”. Con los empleados públicos se actúa diferente, sencillamente se incumple el acuerdo y no se negocia.
La sentencia de la Audiencia Nacional contra la congelación de los empleados públicos no es un atentado contre el poder del Parlamento sino contra la falta de respeto a los acuerdos. El Partido Popular, con el apoyo de CiU, los rompieron, ahora deben asumir sus consecuencias, que no es otra que negociar como se paga, no si se paga o no.
Haría bien el gobierno en madurar, asumir un poco más de resistencia a sus frustraciones y dejar de culpar al resto de los problemas que tiene encima de la mesa y emplearse a fondo en resolverlos.
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diumenge, 28 de gener del 2001

Los necesitamos con “papeles”

“La solidaridad es un egoísmo inteligente”. Con esta frase José Valentín Antón, que fue secretario general de la UGT de Catalunya, buscaba provocar la reflexión en aquellas personas para las que su interés particular, directo e inmediato era lo único importante. Buscaba que practicaran la solidaridad hasta quienes la menospreciaban. Intentaba que, como mínimo, la vieran como algo que les era útil.
Una huelga de hambre es una de las formas más silenciosas de gritar muy fuerte. Estos días mas de 400 inmigrantes la están llevando a cabo encerrados en iglesias de Barcelona.
¿Que les ha empujado a esa posición tan grave? Sencillamente, la desesperación. Las han arrinconado y les han cerrado todas las salidas.
Barcelona es la segunda provincia con más denegaciones de regularización. A casi 37.000 personas, que están aquí desde hace tiempo, se les han negado los “papeles” y con ellos el derecho a ganarse la vida legalmente, se las envía a la clandestinidad y se las amenaza con la expulsión.
Están aquí para trabajar y cuando tienen oportunidad lo hacen con ahínco. Huyen de la miseria de sus países de origen. Buscan poder progresar sobre la base de su esfuerzo. Ese es el verdadero e irresistible “efecto llamada” de nuestro país y del “efecto expulsión” del suyo, no las leyes de extranjería.
Para llegar hasta aquí han quemado sus naves. Han vendido lo poco que tenían, se han embargado ellos y a su familia por muchos años, se han jugado la vida en pateras o la cárcel, han vivido o malvivido de trabajos duros, no declarados y en muchos casos mal pagados y ahora el gobierno del PP, que no les dan los “papeles”, les dice que en 48 horas pueden ser repatriarlos.
Mayor Oreja no dedicara la policía a la caza del inmigrante para expulsarlos, porque no puede. No puede aplicar la ley de extranjería, que ha aprobado el PP, con el soporte de CiU y Coalición Canaria, porque ni tiene resuelto el problema jurídico internacional de la repatriación ni los suficientes recursos policiales y, en especial, porque los necesitamos.
Necesitamos la inmigración. ¿Quién recoge mayoritariamente las ensaladas y alcachofas del parque agrario de Baix Llobregat? ¿Quién sube las botellas de butano a las casas de muchas personas mayores que viven en pisos sin ascensor?.
Pero, necesitamos la inmigración con “papeles”, regularizada. Para que no sea explotada por las mafias de allí, pero tampoco por las aquí, para no hacerlos dependientes de la caridad o de los servicios sociales de los ayuntamientos o para que acaben como usuarios de los servicios penitenciarios o policiales.
Necesitamos la inmigración con “papeles”, regularizada. Para que trabaje de forma legal, con los mismos derechos y obligaciones que los demás, para que cobre y cotice, pero sobre todo para que desarrollen su proyecto autónomo y personal, compatible con la sociedad en la que ha recalado.
No se trata mantener una ciudadanía de tercera, ni una mendicidad de primera. Se trata de integrarlos como ciudadanos normales. Hay que darles “papeles” a los que ya está aquí y evitar situaciones como esta en el futuro.
Eso no se será posible si paralelamente no resolvemos otros problemas que la inmigración no ha creado, pero que agrava. No tenemos mucha inmigración - no llegamos al 4% - pero hay ciudades y barrios, que tiene porcentajes muy altos. Ahí es donde han aparecido problemas de convivencia.
Cuando se pretende hacer recaer la solidaridad sobre la parte de la sociedad que esta necesitada de ella, no es de extrañar que surjan conflictos. Cuando la inmigración se concentra en barrios degradados en los que no se ha invertido en rehabilitación, o en centros escolares donde se escatiman los recursos para hacer posible la educación de la diversidad, se le niega el acceso legal al trabajo porque se pretende negar que ya están aquí o se le niegan a los ayuntamientos las herramientas para hacer frente al problema, se están poniendo las bases del conflicto social. Si a ello, le sumamos el interés de ganar votos, de hacer política con la inmigración, como hace el Partido Popular estamos incubando el huevo de la serpiente.
¡Seamos inteligentes invirtamos en solidaridad!, Aunque, para algunos, sea solo por el egoísmo de evitarse problemas.
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diumenge, 14 de gener del 2001

IPC, un dato fatal

Ya que no están por sus obligaciones, por lo menos, que sean originales.
La semana pasada conocimos que el IPC del año 2000, parecía el cupón de la ONCE, es decir que no era el IPC previsto – 2% - sino el doble, el 4%. Y en Catalunya mucho mayor, el 4´2%.
Ciertamente el dato no ha sido una sorpresa. Es la confirmación final del año donde lo hemos sufrido junto a la mayoría absoluta de Aznar.
Notábamos la insumisión del IPC a los deseos de las autoridades económicas - deseos, que no actuaciones - cuando comprábamos productos alimenticios, poníamos gasolina o diesel al vehículo, utilizábamos servicios médicos o educativos no públicos, disfrutábamos, si podíamos, de las actividades hosteleras y restauración o pagábamos el recibo de la luz y el teléfono.
El dato final ha sido fatal. Ha confirmado la inactividad de los gobiernos estatal y catalán para actuar eficazmente ante algo que no ha sido una sorpresa, cada mes se tenía un anticipo.
Fatal para las personas que viven de una pensión pues, durante todo el año, sus ingresos solo crecieron el 2%. Fatal para las personas en paro, perceptoras de renta mínima de inserción o del salario mínimo interprofesional porque su poder adquisitivo se vio erosionado por el IPC. Fatal para las personas que trabajan para las administraciones públicas porque perdieron todo aquello en lo que se equivocaron Rodrigo Rato y Artur Mas. Fatal para las personas que han visto como sus hipotecas crecían más que el IPC. Fatal para nuestra economía productiva que ve como la evolución de nuestros precios erosiona nuestra competitividad.
Y ante todo esto ¿Qué nos proponen?. Más de lo mismo. Inactividad de los gobiernos ante los poderosos y sacrificios de los débiles.
¡Han descubierto la sopa de ajo!. La solución a todos los males, a la subida de precios es la moderación salarial y en el resto, esperar. Lo ha propuesto, serio y sin despeinarse, Artur Mas el delfín de Jordi Pujol.
En los últimos cuatro años la economía catalana ha crecido menos que la media española, pero nuestros precios han crecido más. Artur Mas, que ya no puede seguir escondiéndose tras la falacia de que ese era el precio que debíamos pagar por un mayor crecimiento, ha decidido pasar a la “acción”.
Incrementa solo el 2% a los empleados públicos que dependen de él, llama a la moderación salarial del resto, no toma ni una sola medida para contener los precios en los temas que tiene competencias (comercio, turismo, sanidad educación, vivienda, peajes, etc..) y sobre todo apoya incondicional al gobierno de Aznar en su política económica de “mirar y esperar”.
Ya que no están por sus obligaciones, por lo menos, que sean originales.
Artur Mas está más preocupado por ganar a Duran Lleida, en su carrera por suceder a Pujol al frente de CiU, que a la inflación.
Artur Mas está mas necesitado de asegurase su mayoría parlamentaria, con el apoyo del PP, que de gobernar para la mayoría de ciudadanía.
Que le podamos entender no quiere decir que lo tengamos que compartir.
Sus obligaciones como Conseller de Economia i Finances de la Generalitat son irrenunciables. Al cargo puede renunciar a las obligaciones del mismo no, mientras este en el Gobierno.
Ni las puede olvidar, ni despachar aplicando unas recetas tan rancias, reaccionarias o caducas, como el exigir más moderación a los clases mas desfavorecidas. Y sobre todo si al mismo tiempo se abstiene de actuar frente a los sectores económicos más poderosos.
Es fácil ser prepotente con los débiles y sumiso con los poderosos, lo difícil es gobernar para que el crecimiento económico no se construya sobre el incremento de las desigualdades sociales, cargando los sacrificios a los de siempre. Por eso, mientras tenga la responsabilidad de gobernar, debe asumir su responsabilidad ante la evolución negativa del IPC y afrontar su solución mediante otras formulas más eficaces y sociales.
Empiece a gobernar, Sr. Mas, y gobierne bien. Para la mayoría.
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