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dijous, 5 de juliol del 2001

Bienvenido Mr. Marshall

“Bienvenido Mr. Marshall” es una estupenda película, protagonizada por Pepe Isbert, en la que un pueblo entero se disfraza, para agradar y conseguir el favor de los traían el progreso. Finalmente pasaban de largo sin ni siquiera pararse. La política del Gobierno Aznar padece el síndrome de “Bienvenido Mr. Marshall”. Todo es poco, para no desagradar a los poderosos y mucho, para atender a los que no lo son.
Desde que ha empezado el año, suenan tambores presagiando problemas para la economía a escala mundial. El globo de la llamada “nueva economía” se ha pinchado, las bolsas bajan y el consumo de las economías domésticas se resiente.
La situación no es globalmente dramática, pero conviene no menos preciarla ni negarla.
Cuando todo parece ir bien, hay quien lo pasa mal. Cuando las cosas no van tan bien, imagínense como lo pasaran los que siempre reciben.
Prepararse y actuar para evitar la recesión significa, dejar de hacer propaganda y ponerse corregir los factores que no funcionan. Empezando, por ejemplo, por controlar la subida de los precios, que sigue siendo el doble del resto de Europa.
Los medios de comunicación esta ofreciendo, desde hace días, noticias sobre la intención de reducir sus plantillas por parte de una serie de multinacionales. No es que estén teniendo perdidas, es que ya no ganan tanto.
No hay que ir muy lejos, hace poco una multinacional que se dedica a la fabricación de impresoras, ubicada en el Vallès, con benéficos decidió despedir a parte de la plantilla para irse a un lugar con condiciones de trabajo inferiores, para ganar más. Todo fueron facilidades, hasta por parte del Gobierno Pujol.
En estas actitudes es donde se aprecian las diferencies entre opciones progresistas y las conservadoras. Ese diferencia que Aznar niega, porque no le interesa.
Pero la realidad es muy tozuda, comparar la política de Jospin o Aznar, demuestra que hay formas diferentes de afrontar el mismo tema. Los efectos de la globalización sobre el empleo
En Francia, el gobierno de Jospin, ha decido promover una ley que endurezca las condiciones para los despidos de las empresas con beneficios. De los 36 días de salarios por año de servicio (10% del sueldo anual) pretende pasar a los 72 días (un 20%) e incrementar todavía más esa penalización si la persona despedida es mayor de 50 años. A eso debe sumarse un periodo de 6 meses a cargo de la empresa para que la persona despedida busque empleo y la aportación económica para favorecer su recolocación.
Aquí, decretazo de reforma laboral, rebajando el despido, los salarios y las condiciones sociales, con el apoyo de CiU.
En suma una actitud beligerante ante los que aprovechando las leyes del mercado pretenden ganar más mediante los despidos de sus plantillas a la primera de cambio, o una actitud sumisa.
El gobierno Jospin es el mismo al que cuando propuso la reducción a 35 horas semanales, o 1600 al año, mediante una ley de plazos que daba tiempo a prepararse y negociar, desde las filas de la derecha española y catalana, e incluso alguna voz desde la izquierda, le predijeron todo los males posibles para la economía francesa.
No solo no han fracasado, sino que van tan bien como nosotros, aunque con menos inflación, han reducido la jornada de trabajo, han creado empleo y han mejorado la organización del trabajo. Por eso nadie habla del éxito de esa reducción de la jornada a 35 horas, “es un mal ejemplo”. Si hubieran fracasado, como les vaticinaban, nos lo hubieran restregado por la cara en cada telediario.
Pues bien la historia se repite, ahora también se alzan voces que señalan que actuar contra el intento de despedir masivamente a trabajadores por parte de empresas con beneficios, las ahuyentará. ¿Qué nos proponen? Resignación y aceptación de las “inexorables leyes del mercado”, ponérselo fácil y no hacerlas enfadar.
Aquí el Gobierno Aznar, con el apoyo de su fiel escudero-prisionero CiU (atado de por su política de alianzas con el PP en el Parlament) practica la política de “Bienvenido Mr. Marshall”.
Ese no es el camino para hacer resolver las consecuencias del enfriamiento de la economía. El ejemplo, una vez mas, esta en las izquierdas progresistas.
Article publicat a la revista AQUI