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dissabte, 17 de març del 2001

Desequilibrada e inútil

Ni en el fondo, ni en la forma es aceptable. La reforma laboral del Gobierno es desequilibrada e inútil.
Resolver el exceso de temporalidad y las malas condiciones de trabajo (salariales y de seguridad) con más temporalidad y más precariedad en la contratación, es tan peligroso e inútil como combatir el fuego con fuego, Pues bien, la reforma laboral del gobierno Aznar hace eso.
Los personas jóvenes, sobre todo las que no tiene estudios, las mayores de 45 años, las mujeres, las que llevan largas temporadas fuera del mercado de trabajo, las personas que proceden de la inmigración y las que padecen alguna discapacidad son las que concentran ahora las condiciones de contratación más adversas.
Esos son los colectivos, que más que objeto parecen objetivo, de la reforma laboral.
Para sacarlos de la precariedad se les ofrecen contratos de formación y a tiempo parcial. Contratos de formación a salario mínimo y sin derecho a paro ni jubilación. Contratos a tiempo parcial sin las garantías negociadas hace unos años por los sindicatos y en los que para entrar en la empresa, (cuando la persona que quiere trabajar ni puede exigir ni negociar) hay que aceptar las condiciones de quien contrata, diferentes al resto de la plantilla.
Para combatir su inestabilidad laboral se le ofrecen un despido mas barato a los fijos ú 8 días de indemnización por año trabajado a los temporales,
Esos colectivos si son despedidos después de ser fijos, su despido pasa de 45 días a 33 días de indemnización por año trabajado, y de un máximo de 54 mensualidades a 24 mensualidades.
“El gran avance” de dotar a los contratos temporales de una indemnización de 8 días por año trabajo, además de no llegar ni a los 12 días que se habían alcanzado antaño, no supone una penalización seria para evitar los contratos de trabajo de pocos días o semanas que proliferan actualmente.
Esas son las razones que hacen inútil esta reforma. Los contenidos de esta reforma no van a resolver los problemas del mercado de trabajo. Seguiremos teniendo un mercado de trabajo dual. La temporalidad y la precariedad seguirán castigando a los colectivos con mas dificultades para ocuparse.
Pero si el fondo es rechazable la forma es deplorable. Porque desequilibra las relaciones laborales.
Cuando el arbitro esta a favor de una de las partes el partido no solo es injusto, sino que el beneficiario ni se esfuerza en jugar. Eso es lo que ha pasado, la patronal no ha tenido ningún interés en negociar con los sindicatos. Ya le habían prometido el trofeo antes de jugar,
Este gobierno - que esta transformando su mayoría absoluta en absolutista - anunciando y publicando, por sus reales, el Decreto Ley no solo ha jugado a favor de las posiciones de la CEOE, sino que ha modificado las reglas del juego.
Desde 1980 con el Estatuto de los Trabajadores, las reformas laborales, con más o menos aceptación y éxito, han estado dirigidas a sustituir la protección de la Administración por la autoprotección y el protagonismo de la negociación entre patronales y sindicatos.
Por ello, cada modificación de los derechos individuales se reequilibraba reforzando los derechos colectivos (huelga, reunión, sindicación, información), la protección social, o se potenciaba el acuerdo de las partes a través de los convenios, como forma de regular las condiciones. Era la forma de conseguir que la flexibilidad no se transformara en inseguridad.
Esta reforma esta hecha a favor de una de las partes, la única que se ha manifestado a favor, la patronal. Por eso no nace huérfana como la de 1994, que no era la que querían ninguna de las partes. Esta reforma si tiene quien la quiera, la patronal.
Desequilibrar las relaciones laborales es incentivar el conflicto laboral. Ya lo hemos conocido y vivido en el pasado.
Aznar es un nostálgico de ese pasado, sin libertades y con menos derechos laborales, por eso pretende que las condiciones laborales del siglo XXI se parezcan a las del siglo XIX. De ahí su anuncio-amenaza que su siguiente paso será que las conquistas y derechos de los convenios se pierdan cada 31 de diciembre y se deba empezar de nuevo desde el salario mínimo y las 40 horas.
Article publicat a la revista AQUI

dissabte, 3 de març del 2001

¡¡Con la escuela no se juega!!

Estamos en tiempo de preinscripciones para la matriculación. Ahora es le momento en el que se configuraran las aulas del próximo curso 2001-2002.
Este no es un tema burocrático o administrativo, sino de gran trascendencia.
La mayoría de los jóvenes pasaran 8 años en ese centro, si hablamos de la educación, y como mínimo 4 si hablamos de la secundaria. Años en los que se formara como persona. Años en los que adquirirá una serie de conocimientos, habilidades, aptitudes y actitudes que le acompañaran durante toda su vida. No digo: “le marcaran para toda la vida”, porque afortunadamente las personas nos seguimos haciendo durante toda nuestra existencia. Pero, el periodo de escolarización es muy importante.
La Sra. Carme Laura Gil, Consellera d’Ensenyament del Govern de Pujol, se muestra testaruda y dogmática. No quiere modificar el decreto de matriculaciones, que todo el mundo le pide que retire.
El Síndic de Greuges, nuestro Defensor del Pueblo catalán, le ha pedido que lo modifique. El Consell Escolar de Catalunya, representante plural de todos las parte presentes en la educación (padres, alumnos, profesores, etc.), se ha pronunciado en contra.
Ambos están en desacuerdo en la forma como pretende repartir los jóvenes en los centros educativos.
Pero ella, erre que erre, aunque yerre.
¿Porque tanta intransigencia, por parte de la Consellera?. ¿Por carácter personal? No. Sencillamente, porque está defendiendo el interés de los sectores más conservadores de la sociedad.
La realidad social y sobre todo la convivencia en los pueblos y ciudades no se puede percibir desde la sede de la Conselleria d’Ensenyament. Las personas que tienen la responsabilidad de dirigir las delegaciones habían establecido unas relaciones muy positivas para resolver los problemas. Ahora con su decreto, esta honorable señora, deja a los representantes del pueblo más próximos, los ayuntamientos, como simples anotadores y los ciudadanos como súbditos. Por ahí no vamos bien.
Despreciar el dialogo entre las instituciones y entre los protagonistas es absurdo, temerario y peligroso. Precisamente ahora, cuando la sociedad esta inmersa en el debate de cómo fortalecer y profundizar la convivencia, en un escenario de cambios protagonizados por el fenómeno de la inmigración.
Sindic de Greuges y Consell Escolar han propuesto un proceso de matriculación que favorezca la integración de los jóvenes inmigrantes, evitando “guetos escolares”, donde se acabe cronificando su separación con el resto de los jóvenes autóctonos.
La integración y la multiculturalidad no se producirán por generación espontánea. Como la mayoría de las cosas buenas y deseables requieren dedicación, recursos y cariño.
El recurso demagógico de intentar imputar una actitud antisocial a los que buscan una distribución de los jóvenes inmigrantes entre todos los centros educativos de los diferentes pueblos ciudades, que se sostienen con fondos públicos, no esconde más que un interés en proteger a una parte de los centros concertados, los de elite.
Para más abundamiento y recochineo, esta señora ha decido que con fondos públicos financiemos a centros escolares, donde los chicos y las chicas cursan estudios por separado, los padres abonan más de 100.000 pesetas al mes, a una Fundación. Perdone, Sra Laura Gil, ¡quien tenga vicios que se los pague!.
Los centros privados concertados, de matriz religiosa o privada, no son el problema. El problema es el trato de favor que le da Vd. y el Consell Executiu a algunos centros privados concertados, los de la elite.
Muchos de los centros concertados, en nuestra comarca, asumen los mismos deberes y obligaciones que los centros públicos, y solo repercuten aquellos gastos extraescolares racionales (colonias o comedores) sino tienen subvenciones públicas o becas para que no deban soportarlos los padres. Trabajan como los públicos para atender la diversidad en sus aulas. Diversidad por motivos de genero (chicos y chicas), de origen (autóctonos e inmigrantes), de costumbres, de lengua materna (castellanohablantes, catalanohablantes, francófonos, chinos, lenguas árabes, etc..) o de capacidad (disminuciones físicas, sensoriales e incluso psíquicas).
Por eso resulta insoportable que desde la altanería y la prepotencia se juegue con la escuela para defender interés no declarables, pero lo que resulta insultante es que acuse de antisociales a los que le recriminan su practica elitista.
Sra, Carme Laura Gil, con la escuela no se juega. Es demasiado importante, en ello le va el futuro a toda una generación.
Article publicat a la revista AQUI