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dimecres, 30 d’agost del 2006

Cosa de dos

Las elecciones catalanas no están convocadas, pero no importa. Desde que el President Maragall, anunció que las adelantaba para el próximo día 1 de Noviembre de hecho se iniciaron.
A todas luces se presentan como las elecciones más abiertas que se han producido. Abiertas y polarizadas.
Esta es una confrontación entre dos. Montilla y Mas. PSC y CiU. El resto de las formaciones PP, ERC y IC esperan poder participar o condicionar. Saben que serán un complemento, no el tronco central y que su mayor o menor capacidad de influir dependerá de cómo lo dejen los ciudadanos el día de las elecciones. Ese es su juego, su lógico y legitimo juego.
Conscientes de ello, los lideres y los partidos que si tendrán la responsabilidad de decidir, nos proponen a los ciudadanos que no se lo pongamos tan complicado como hace tres años, que el resultado sea más claro, más nítido.
Hasta aquí las coincidencias, a partir de aquí, ya nada es igual.
Mas y los suyos, pretenden hacer pujolismo, pero esconden a Pujol. Como siempre, intentan colocar el debate donde más les interesa, en el terreno identitario, pero, por si acaso, configuran un programa y un discurso orientado hacia sectores conservadores, no necesariamente nacionalistas. Discurso que no exhiben, no sea cosa, que pierdan “gancho” entre sectores catalanistas no conservadores.
Anuncian una campaña de proposición y, hasta ahora, solo hay oposición. Oposición a Montilla, a la acción del Govern, a desplegar el Estatut, a todo y con todo.
Es lógico, sin poder reivindicar la gestión de sus gobiernos, ni un líder carismático o de gestión, solo queda una campaña en negativo.
Montilla, por el contrario, intenta poner en primer lugar a las personas y el programa de reformas sociales y económicas que se necesitan. Antepone el concreto desarrollo del Estatut al etéreo debate identitario. Muestra con orgullo lo mucho que ha hecho el Govern en estos tres años, en temas sociales, económicos, políticos y de autogobierno. Exhibe la eficacia que caracteriza su gestión, pero también la tranquilidad en las transformaciones que dirige. Propone en positivo.
Esto es cosa de dos, pero la elección será nuestra.

dimecres, 23 d’agost del 2006

Vista a la derecha

¡Vista a la derecha!. La federación nacionalista que encabezan Mas y los suyos, necesita los votos del PPC, pero sin el PPC. Creen que agitando electoralmente el tema de la inmigración lo conseguirá, ya lo dejo claro en su conclave programático de julio.
La inmigración gana importancia entre las preocupaciones de los ciudadanos, según los estudios sociológicos. La mejora en la percepción sobre el paro o el terrorismo, y no el empeoramiento de la situación, produce ese incremento relativo. Ese no exime a nadie de afrontarlo.
En este tema no caben demagogias, ni electoralismos. Los inmigrantes han de tener derechos y deberes, como todos. Ni más ni menos. Sin ese equilibrio el fenómeno pasa de positivo a problemático.
La mayoría de las personas que inmigran, como siempre ha ocurrido, lo hacen para forjarse el futuro, que su tierra le niega, y quedarse. Ocupando, en principio, empleos que los autóctonos no podemos o no queremos desempeñar.
El trabajo, reconocido y legal, y no la lengua que hablen es la base de la generación de los derechos de esas personas. Con él contribuyen a la generación de riqueza y, con él, ganan el derecho a acceder a las prestaciones sociales. Mantener abierta la escalera social por donde puedan progresar, con su esfuerzo, es la garantía de su integración.
Una salida positiva al fenómeno migratorio requiere - además de la regulación en base al trabajo legal - de políticas públicas que refuercen las escuelas, donde se materializa el proceso de incorporación de los hijos de los recién llegados y los barrios donde incide con fuerza el fenómeno, evitando deterioros sociales y de la convivencia.
Esas son las verdaderas políticas migratorias. Esas son las que se han abordado primero. Sin ellas, el resto es empezar la casa por el tejado.
CiU ha hecho vista a derecha. Para quitarle votos al PPC.
Se han equivocado al utilizar electoralmente la inmigración. Han abierto el paso a la extrema derecha xenófoba. Han enseñado la “patita” nacionalista exigiendo como obligación lo que es un derecho.
Y ahora anuncian que rectifican, porque se lo han afeado. Ira muy bien que no caigan en la tentación, otra vez más.

dimecres, 16 d’agost del 2006

Estado son todos

El Estado no es, ni será, residual en Catalunya.
La reforma del Estatut no debilita al Estado, sino todo lo contrario. No hace residual al Estado en Catalunya, si a la Administración General, que no es lo mismo. Porque todos los niveles de la Administración son Estado. Estado son todos.
El incremento de competencias, responsabilidades y recursos del Govern de la Generalitat, o los Ayuntamientos, procedentes de la Administración General del Estado no lo debilita. Lo ordena de forma diferente.
España, en un proceso de reconocimiento de la capacidad de autogobierno de Catalunya, ha establecido un reparto de funciones entre sus niveles de administración para atender mejor a los personas. Acercándolas hacia las administraciones mas próximas. Ese el núcleo fundamental de la ley orgánica española, que es el Estatut. Por eso, y para eso, la refrendamos mayoritariamente el 18 de junio.
Organizar territorialmente el Estado no es reducirlo, es transformarlo.
Para reducirlo a residual hay que pasar del estado del bienestar a la sociedad asistencial, abandonando el papel de garante de los derechos básicos de la ciudadanía (salud, educación, empleo, pensiones, dependencia, seguridad, etc...) y limitando su papel al de gestor de las políticas asistenciales para los mas necesitados, o dejar a su suerte a las clases medias y obreras y que ejerza solo la beneficencia con los pobres, para lavar conciencias y evitar estallidos sociales, o negar la solidaridad, en una sociedad que hace de la igualdad de oportunidades para todos sus componentes, independientemente de su origen social, su regla de convivencia.
Lo que reduce a residual el Estado no es el Estatut. Seria la aplicación de las políticas de CiU o el PP, que en temas sociales, buscan reducirlo a complementario, o dilapidan el esfuerzo de control presupuestario realizado, al eliminar selectivamente impuestos, restando capacidad de actuación publica a la Generalitat.
El Estado constitucional español es el resultado de una voluntad colectiva. La forma como distribuya la gestión entre sus partes, ni lo rompe, ni lo reduce.
Las políticas sociales que se hagan, sí.

dimecres, 9 d’agost del 2006

"Rambo" Puig

Quienes le conocen de cerca dicen de Felip Puig que es una persona afable. Pero, en público se transfigura, se agria.
Padece el síndrome de los "segundos". Intenta seguir la escuela que inauguró Guerra, pero sin su gracejo. Como sus malos imitadores ha devaluado el modelo hasta la extenuación. Cascos, Miguel Ángel Rodríguez, Zaplana o Acebes son ejemplos de ese fenómeno, que en Catalunya no se había producido.
Pujol no lo necesitaba. El era capaz de interpretar todos los papeles del "auca". Además, ser el numero dos de Pujol era síntoma de próxima defenestración.
Pero Mas si lo necesita. ¿O es al revés?. Es igual.
El caso es que durante la comparecencia del Govern ante el Parlament, para dar cuenta de los hechos del Prat, Felip Puig rompió la norma que caracteriza a CiU. Por una vez hizo una propuesta. Defendió que debía haberse exigido la intervención del Ejercito.
No se yo si sus juventudes, la JNC, lo verán bien. Ellas que las han calificado, desde su fraseología de independentistas de salón, como fuerzas de ocupación.
Yo la veo como una mala propuesta. Hacia mucho tiempo que no oía a un político español - Puig lo es, aunque a él le disguste - intentar solucionar un conflicto militarizándolo.
Solo un “Rambo” - como dijo Iceta- , creería que si el ejercito retiraba, por la fuerza, a los trabajadores de las pistas estos, y el resto, volverían a los mostradores, las cintas y los vehículos. Se hubiera pasado de un problema grave a un gravísimo problema.
Los ocupantes de la pista no se retiraron porque si. La combinación de negociación y presión con la Guardia Civil permitió que el conflicto durara 7 horas. Las consecuencias más. Pero con toda la plantilla en pie de guerra después de una carga militar ¿cuantos días más se hubiera necesitado? ¿cuantos miles mas de pasajeros se hubieran visto afectados?
La solución posible a una crisis está en optar por el mal menor. Eso requiere serenidad y rigor, no Rambismos. Actuar bajo los efectos de un ”calentón” no ayuda. La desproporción en el uso de la fuerza, como vemos en el Líbano, tampoco.
Ir de la oposición a la proposición, requiere seny no rauxa. Hacer el “Rambo” ni les hará, ni les irá, bien.

dimecres, 2 d’agost del 2006

Impresentable

El espectáculo de estos días en el aeropuerto Prat ha sido impresentable.
Las miles de personas atrapadas en las terminales no se lo merecían bajo ningún concepto. Ahora, que empieza a normalizarse, es la hora de las responsabilidades.
En este tema, conviene sentar algunas premisas aunque parezcan una obviedad. Impresentables oportunismos, como el de Artur Mas que intenta ahora lavar su imagen ante las situaciones de crisis, como cuando estaba en la discoteca mientras una nevada paralizaba el país, lo hacen necesario.
Primero, la gestión de los aeropuertos españoles depende de AENA, ente público español. En régimen de concesión la gestión de los servicios de tierra como limpieza, restaurantes, tiendas y la gestión de los equipajes (handling) la efectúan empresas privadas e Iberia también lo es.
Cada compañía gestiona el embarque de sus viajeros con sus equipajes. Pero el movimiento y traslado hasta los respectivos aviones lo hace Iberia, fruto de una concesión, que no se ha renovado.
AENA debe exigir responsabilidades a Iberia porque no cumplir sus obligaciones.
Segundo, el pasado jueves en el Prat no hubo una huelga. Ni legal, ni ilegal, no hubo huelga. Nadie la convoco. No es tecnicismo. Con huelga, habrían servicios mínimos y no se hubiera producido ese caos. Eso, destaca el cinismo de ex cargos de CIU, ahora de renombrados bufetes, que claman contra la huelga.
Entonces, si no hubo huelga, ¿qué se produjo?. A mi modo de ver, un abandono del puesto de trabajo. Iberia no actuó como haría cualquier empresa privada: informando que con la nueva concesión se mantenía el empleo, con iguales derechos; utilizando de forma proporcional el régimen disciplinario; poniendo a personas para garantizar el servicio.
Por último, el gobierno de la Generalitat ha ejercido su competencia, lástima que se circunscriban solo a consumo, y la Ministra de Fomento se desplazó y dio la cara. Queda por dilucidar si despejar antes la ocupación de la pista, no producía más problemas.
Iberia ha incumplido sus obligaciones y algunos trabajadores han actuado de forma precipitada e irresponsable.
Esas son responsabilidades que deben depurarse, sin contemplaciones. Porque ha sido impresentable.