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diumenge, 19 de novembre del 2000

¿Oasis o cienaga?

“El oasis catalán”, así se llamo al clima político catalán en comparación con la vida política española, que se desarrollo entre los años 93 al 96.
Se vivía uno periodo duro y convulso. La campaña de acoso y derribo desarrollada contra el Gobierno socialista hizo irrespirable el clima político español. El debate político era siempre a “cara de perro”. De “doberman” para ser exactos.
Pero, los oasis tienen dos problemas. Que pueden tratarse de un irreal espejismo, o que las aguas se pudran sino se renuevan, transformándose en una ciénaga. A punto se ha estado de que ambos riesgos se materializaran en el debate sobre el “Caso Pallerols”, o “Caso Treball”, en el Parlament de Catalunya.
Para evitar una comisión parlamentaria de investigación sobre el tema, el President Pujol “saca un conejito de la chistera”, tal como hacen los magos, y propone realizar un debate sobre la formación ocupacional.
Franco, el Conseller de Treball, invocó el espíritu del oasis catalán, para intentar esconder el debate que la sociedad esperaba y exigía, que no era otro que conocer donde ha ido a parar el dinero público destinado a formar las personas en paro.
Intento esconderlo detrás de un debate sobre el modelo de formación ocupacional. Flaco favor para las miles de personas en paro que cursan, o intentan cursar, estudios ocupacionales, para los profesionales que los imparten y para los responsables de los centros que lo han hecho, lo hacen y quieren hacerlo bien. ¿Qué culpa tienen ellos para que los mezclen con el Caso Pallerols? ¡Si ademas son las victimas del mismo1.
En nombre del mantenimiento del oasis catalán, el portavoz del Gobierno de Jordi Pujol fue capaz de hablar más de 60 minutos y no nombrar ni una sola vez el apellido del Sr. Fidel Pallerols Montoya, pero si le dio tiempo de decir que el sistema funcionaba globalmente bien. En suma: “aquí no pasa nada. Todo inventos de la oposición y la prensa”. Ni una cosa ni otra son aceptables.
El oasis catalán no puede ser el resultado de amordazar al Parlament, de no permitir que se hable de lo que se debe hablar, de nombrar lo que para el Gobierno es innombrable.
El “Caso Pallerols”, “Caso Treball”, o “Caso Unió” es único, pero ofrece una serie de caras complementarias que lo conforman. Una es la de mala utilización de los fondos, que no han servido para evitar que más 160.000 personas en paro tengan la formación que necesitan los empresarios, después de gastar 126.000 millones de pesetas en los últimos 5 años.
Una segunda cara es la del propio Fidel Pallerols, propietario de una serie de centros denunciados por la supuesta malversación de dinero público y delitos fiscales colindantes. La no persecución de sus irregularidades, aunque eran conocidas por el Gobierno, desde 1994 como mínimo, y su defensa cuando se denunciaban sus tropelías deben ser depuradas.
Una tercera cara se resumiría en el secreto a voces que recorre el sector: “Ser de Unió ayuda a conseguir subvenciones de formación”. Cada año centros relacionados directa, familiar o empresarialmente con Unió reciben alrededor de 2000 millones de pesetas.
Una cuarta es la supuesta financiación irregular de Unió Democrática a partir de estructuras paralelas del partido y/o la recepción en efectivo o especie de porcentajes sobre las subvenciones recibidas por algunos centros, como por ejemplo los de Pallerols.
Por eso las fuerzas progresistas hemos exigido crear una comisión de investigación en el Parlament que aclare que ha pasado con el dinero público de los fondos de formación y se asuman responsabilidades, hemos reprobado al gobierno de Pujol por no querer aclararlo y por el descrédito internacional al que nos esta sometiendo.
Las derechas pretenden hacernos creer que vivimos en un placido oasis. En el fondo no nos ofrecen un oasis sino su espejismo. Porque por no nombrar el problema este no desaparece.
En nombre del oasis, no podemos transformar la política catalana en una ciénaga de aguas estancadas, donde transiten con impunidad especimenes, tan poco recomendables, como los del Caso Treball”.Por eso seguiremos insistiendo, con rigor y responsabilidad, para que se aclare que ha pasado con el dinero de los cursos para personas en paro y el Gobierno de Pujol asuma las responsabilidades políticas que de ello se deriven.
Article publicat a la revista AQUI

diumenge, 5 de novembre del 2000

Un caso como una cas

Es un caso como una casa. “Caso Pallerols”, “Caso Unió”, “Caso Treball” o “Caso de los fondos de formación “. No hay acuerdo en el nombre pero en algo si hay coincidencia, es un caso como una casa.
Este caso no es, solo, el caso originado por la actuación de un “listillo”. El posible uso irregular o fraudulento de los fondos de formación que gestiona el Departament de Treball de la Generalitat y por el que recibe ayudas de Europa, no se puede explicar, solo, descargando toda la responsabilidad en una persona.
Aunque esa persona, o precisamente por eso, resulte ser socio del director general de empleo, mientras se le otorgaban mas de 1000 millones de pesetas en subvenciones. Aunque sea socio también del anterior delegado del Departament de Treball en Tarragona. Aunque sus centros acumulen denuncias de profesores y administradores sobre la falsificación de firmas y expedientes y facturas para justificar cursos subvencionados y no realizados. Aunque esa persona se haya filmado a si misma cuando entregaba cantidades de dinero a personas relacionadas con la cúpula dirigente de Unió Democrática de Catalunya, el partido al que han pertenecido todos los Consellers de Treball desde que gobierna Jordi Pujol. Aunque esa persona anotara en la contabilidad, que escondía en un “zulo” en su despacho de Andorra, las cantidades que en especie y/o efectivo entregaba, a miembros de ese mismo partido, hasta alcanzar aproximadamente el 10 % de la subvención que recibía del Gobierno de la Generalitat.
Todo eso, con ser grave, no explicaría porque la Unión Europa ha suspendido con carácter preventivo el pago de 10.000 millones de pesetas que debían venir a Catalunya.
Y no se explicaría sino fuera porque este caso hace más de tres años que se arrastra. Y durante ese tiempo, solo ha hecho que empeorar.
En este periodo no solo se han conocido las andanzas de este empresario, sino también el hecho de que recibían subvenciones algunas Fundaciones próximas a Unió Democrática (FECEA, FESEC, CEETT) y que los centros dirigidos por personas relacionadas, familiar o empresarialmente, con ese partido resultaban estar en lo mas alto del ranking de los receptores de subvenciones, en su ámbito.
Lo que ayuda a explicar la durísima actitud de la Unión Europea en este caso es la actitud obscurantista y políticamente nefasta que ha tenido el Gobierno Pujol.
Negarle una explicación satisfactoria a la ciudadanía y al Parlament una comisión de investigación es una actitud ética y políticamente reprobable. Pensar que si no se habla del problema este no existe, o se morirá es políticamente suicida e inmmaduro. Pero, negarle explicaciones a quien paga es trabajarse a pulso lo que pasa, que les han cerrado el grifo hasta que lo aclaren.
Con su negativa a reconocer lo evidente, a rectificar los errores, y a asumir las responsabilidades políticas que les corresponden el Gobierno y la coalición que le da soporte (CiU) lo han empeorado. Lo que se cuestiona ahora no es la actuación de un “listillo”, lo que ha entrado en cuestión es todo el sistema de formación ocupacional que gestiona la Generalitat.
En este “fregado” se ha deteriorado la imagen de Catalunya, por la acción del Gobierno. Pero, y eso es lo más grave, se ha creado un perjuicio difícil de superar. Se ha deteriorado profundamente la confianza social sobre la formación ocupacional. Todo el sistema parece tocado con el estigma de la corrupción.
Las personas en paro necesitan la formación ocupacional para tener una nueva oportunidad ante los trabajos que se ofertan, los empresarios para encontrar las personas con la formación que necesitan, los profesionales que participan en la formación ocupacional para sentir que desarrollan su actividad en un sector sano y limpio.
El problema es que quien ha creado el problema se niega a reconocerlo y arreglarlo. Tampoco deja que los demás ayudemos a superarlo. En suma como el perro del hortelano, ni come ni deja comer.
Esto es lo que hace que este caso sea como una casa.
Article publicat a la revista AQUI