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dimecres, 2 d’agost del 2006

Impresentable

El espectáculo de estos días en el aeropuerto Prat ha sido impresentable.
Las miles de personas atrapadas en las terminales no se lo merecían bajo ningún concepto. Ahora, que empieza a normalizarse, es la hora de las responsabilidades.
En este tema, conviene sentar algunas premisas aunque parezcan una obviedad. Impresentables oportunismos, como el de Artur Mas que intenta ahora lavar su imagen ante las situaciones de crisis, como cuando estaba en la discoteca mientras una nevada paralizaba el país, lo hacen necesario.
Primero, la gestión de los aeropuertos españoles depende de AENA, ente público español. En régimen de concesión la gestión de los servicios de tierra como limpieza, restaurantes, tiendas y la gestión de los equipajes (handling) la efectúan empresas privadas e Iberia también lo es.
Cada compañía gestiona el embarque de sus viajeros con sus equipajes. Pero el movimiento y traslado hasta los respectivos aviones lo hace Iberia, fruto de una concesión, que no se ha renovado.
AENA debe exigir responsabilidades a Iberia porque no cumplir sus obligaciones.
Segundo, el pasado jueves en el Prat no hubo una huelga. Ni legal, ni ilegal, no hubo huelga. Nadie la convoco. No es tecnicismo. Con huelga, habrían servicios mínimos y no se hubiera producido ese caos. Eso, destaca el cinismo de ex cargos de CIU, ahora de renombrados bufetes, que claman contra la huelga.
Entonces, si no hubo huelga, ¿qué se produjo?. A mi modo de ver, un abandono del puesto de trabajo. Iberia no actuó como haría cualquier empresa privada: informando que con la nueva concesión se mantenía el empleo, con iguales derechos; utilizando de forma proporcional el régimen disciplinario; poniendo a personas para garantizar el servicio.
Por último, el gobierno de la Generalitat ha ejercido su competencia, lástima que se circunscriban solo a consumo, y la Ministra de Fomento se desplazó y dio la cara. Queda por dilucidar si despejar antes la ocupación de la pista, no producía más problemas.
Iberia ha incumplido sus obligaciones y algunos trabajadores han actuado de forma precipitada e irresponsable.
Esas son responsabilidades que deben depurarse, sin contemplaciones. Porque ha sido impresentable.