Pàgines

divendres, 15 de desembre del 2000

Niza. ¿Exito o fracaso?

Así no conseguirán que Europa ilusione a nadie. Niza debía ser una cumbre europea donde se preparara la ampliación de la Unión Europea. Había dos opciones hablar de las personas o de las burocracias. Avanzar en la determinación de los derechos y obligaciones de los ciudadanos o de cómo repartir el poder antes de la ampliación. Garantizar la cohesión social europea pensando ya en la incorporación millones de personas de los países del Este o asegurar a los países más grandes y potentes la capacidad de decisión, o de veto.
La cumbre se ha saldado con una declaración sobre los derechos de ciudadanía europea que no es obligatoria para los estados miembros y un acuerdo sobre el peso que tendrá cada estado cuando haya que tomar una decisión a partir de la ampliación.
¿Quién puede sentir satisfecho de ese balance?. Nadie, que no sea Aznar y su coro,
Si uno escucha las declaraciones del Presidente Aznar en la que se felicita de ser el Presidente más felicitado parecería que para España esta cumbre ha ido muy bien. Pero la realidad es otra. En el mejor de los casos no hemos quedado donde estabamos.
El "gran avance" obtenido ha sido que ahora ya no somos "el país más grande de los pequeños" sino que somos "el más pequeño de los grandes". Es decir no nos hemos movido.
El otro gran logro es que de aquí al 2007 tenemos capacidad para bloquear el reparto de los fondos de cohesión, si no se trata bien a España en su reparto. Como cambian las cosas. Ahora es un gran logro conseguir que nos mantengan los fondos, por los que se llamó pedigüeño a Felipe González.
De todas maneras que se puede esperar con estos representantes. Lo mejor que nos puede pasar es que si "Aznar es el milagro" recemos para que, como en el chiste: "Virgencita, que me quede como estoy".
Ante el reto de la ampliación de Europa a 27, con el ingreso de países que, como ocurrió con España hace ahora catorce años, requieren que se les ayude a avanzar hacia una sociedad con más libertades públicas, pero también con más derechos sociales para los ciudadanos, nuestro gobierno responde con un: "¿y de lo mío que hay?.
Aznar ha cambiado estar entre los que deciden que Europa se construye por un "plato de lentejas", véase de subvenciones. Sin comprender que España gana si Europa avanza y se construye socialmente. Su inmediatez politica solo le permite ver Europa como un club donde pagas una cuota y esperas recuperar más.
España ganó y mucho cuando contribuyo decisivamente a buscar soluciones para que los objetivos de los más potentes no fueran en detrimento de la cohesión social global que necesitábamos los países más débiles. Favorecer el crecimiento económico invirtiendo en reducir las deferencias era y es un buen negocio.
El Gobierno de España defendiendo un modelo de Europa más social y políticamente más fuerte defendía mejor el interés del país, que con esta actitud nacionalista españolista que exhibe Aznar.
El Gobierno de Aznar adopta un planteamiento en la relación que busca de España respecto a Europa idéntica a la que adoptan algunos gobiernos autonómicos, dirigidos por fuerzas nacionalistas, respecto de España. Quizás por ello le cueste tanto dialogar con ellos y solo quiera vencerlos.
Los ciudadanos necesitamos más Europa y no menos. Más Europa social y más derechos y obligaciones de ciudadanía europea. Por inteligencia política. Porque solo en ese proyecto común pueden resolver los problemas que se derivan de la globalización. Por eso, la cumbre de Niza no puede valorarse como un éxito. No es un fracaso, porque no se ha retrocedido, pero ha puesto en evidencia que para avanzar hay que ilusionar a la ciudadanía y con cumbres en la que finalmente las felicitaciones no son por los logros alcanzados sino por haber acabado. Nadie puede sentirse satisfecho.
Article publicat a la revista AQUI