“El oasis catalán”, así se llamo al clima político catalán en comparación con la vida política española, que se desarrollo entre los años 93 al 96.
Se vivía uno periodo duro y convulso. La campaña de acoso y derribo desarrollada contra el Gobierno socialista hizo irrespirable el clima político español. El debate político era siempre a “cara de perro”. De “doberman” para ser exactos.
Pero, los oasis tienen dos problemas. Que pueden tratarse de un irreal espejismo, o que las aguas se pudran sino se renuevan, transformándose en una ciénaga. A punto se ha estado de que ambos riesgos se materializaran en el debate sobre el “Caso Pallerols”, o “Caso Treball”, en el Parlament de Catalunya.
Para evitar una comisión parlamentaria de investigación sobre el tema, el President Pujol “saca un conejito de la chistera”, tal como hacen los magos, y propone realizar un debate sobre la formación ocupacional.
Franco, el Conseller de Treball, invocó el espíritu del oasis catalán, para intentar esconder el debate que la sociedad esperaba y exigía, que no era otro que conocer donde ha ido a parar el dinero público destinado a formar las personas en paro.
Intento esconderlo detrás de un debate sobre el modelo de formación ocupacional. Flaco favor para las miles de personas en paro que cursan, o intentan cursar, estudios ocupacionales, para los profesionales que los imparten y para los responsables de los centros que lo han hecho, lo hacen y quieren hacerlo bien. ¿Qué culpa tienen ellos para que los mezclen con el Caso Pallerols? ¡Si ademas son las victimas del mismo1.
En nombre del mantenimiento del oasis catalán, el portavoz del Gobierno de Jordi Pujol fue capaz de hablar más de 60 minutos y no nombrar ni una sola vez el apellido del Sr. Fidel Pallerols Montoya, pero si le dio tiempo de decir que el sistema funcionaba globalmente bien. En suma: “aquí no pasa nada. Todo inventos de la oposición y la prensa”. Ni una cosa ni otra son aceptables.
El oasis catalán no puede ser el resultado de amordazar al Parlament, de no permitir que se hable de lo que se debe hablar, de nombrar lo que para el Gobierno es innombrable.
El “Caso Pallerols”, “Caso Treball”, o “Caso Unió” es único, pero ofrece una serie de caras complementarias que lo conforman. Una es la de mala utilización de los fondos, que no han servido para evitar que más 160.000 personas en paro tengan la formación que necesitan los empresarios, después de gastar 126.000 millones de pesetas en los últimos 5 años.
Una segunda cara es la del propio Fidel Pallerols, propietario de una serie de centros denunciados por la supuesta malversación de dinero público y delitos fiscales colindantes. La no persecución de sus irregularidades, aunque eran conocidas por el Gobierno, desde 1994 como mínimo, y su defensa cuando se denunciaban sus tropelías deben ser depuradas.
Una tercera cara se resumiría en el secreto a voces que recorre el sector: “Ser de Unió ayuda a conseguir subvenciones de formación”. Cada año centros relacionados directa, familiar o empresarialmente con Unió reciben alrededor de 2000 millones de pesetas.
Una cuarta es la supuesta financiación irregular de Unió Democrática a partir de estructuras paralelas del partido y/o la recepción en efectivo o especie de porcentajes sobre las subvenciones recibidas por algunos centros, como por ejemplo los de Pallerols.
Por eso las fuerzas progresistas hemos exigido crear una comisión de investigación en el Parlament que aclare que ha pasado con el dinero público de los fondos de formación y se asuman responsabilidades, hemos reprobado al gobierno de Pujol por no querer aclararlo y por el descrédito internacional al que nos esta sometiendo.
Las derechas pretenden hacernos creer que vivimos en un placido oasis. En el fondo no nos ofrecen un oasis sino su espejismo. Porque por no nombrar el problema este no desaparece.
En nombre del oasis, no podemos transformar la política catalana en una ciénaga de aguas estancadas, donde transiten con impunidad especimenes, tan poco recomendables, como los del Caso Treball”.Por eso seguiremos insistiendo, con rigor y responsabilidad, para que se aclare que ha pasado con el dinero de los cursos para personas en paro y el Gobierno de Pujol asuma las responsabilidades políticas que de ello se deriven.
Se vivía uno periodo duro y convulso. La campaña de acoso y derribo desarrollada contra el Gobierno socialista hizo irrespirable el clima político español. El debate político era siempre a “cara de perro”. De “doberman” para ser exactos.
Pero, los oasis tienen dos problemas. Que pueden tratarse de un irreal espejismo, o que las aguas se pudran sino se renuevan, transformándose en una ciénaga. A punto se ha estado de que ambos riesgos se materializaran en el debate sobre el “Caso Pallerols”, o “Caso Treball”, en el Parlament de Catalunya.
Para evitar una comisión parlamentaria de investigación sobre el tema, el President Pujol “saca un conejito de la chistera”, tal como hacen los magos, y propone realizar un debate sobre la formación ocupacional.
Franco, el Conseller de Treball, invocó el espíritu del oasis catalán, para intentar esconder el debate que la sociedad esperaba y exigía, que no era otro que conocer donde ha ido a parar el dinero público destinado a formar las personas en paro.
Intento esconderlo detrás de un debate sobre el modelo de formación ocupacional. Flaco favor para las miles de personas en paro que cursan, o intentan cursar, estudios ocupacionales, para los profesionales que los imparten y para los responsables de los centros que lo han hecho, lo hacen y quieren hacerlo bien. ¿Qué culpa tienen ellos para que los mezclen con el Caso Pallerols? ¡Si ademas son las victimas del mismo1.
En nombre del mantenimiento del oasis catalán, el portavoz del Gobierno de Jordi Pujol fue capaz de hablar más de 60 minutos y no nombrar ni una sola vez el apellido del Sr. Fidel Pallerols Montoya, pero si le dio tiempo de decir que el sistema funcionaba globalmente bien. En suma: “aquí no pasa nada. Todo inventos de la oposición y la prensa”. Ni una cosa ni otra son aceptables.
El oasis catalán no puede ser el resultado de amordazar al Parlament, de no permitir que se hable de lo que se debe hablar, de nombrar lo que para el Gobierno es innombrable.
El “Caso Pallerols”, “Caso Treball”, o “Caso Unió” es único, pero ofrece una serie de caras complementarias que lo conforman. Una es la de mala utilización de los fondos, que no han servido para evitar que más 160.000 personas en paro tengan la formación que necesitan los empresarios, después de gastar 126.000 millones de pesetas en los últimos 5 años.
Una segunda cara es la del propio Fidel Pallerols, propietario de una serie de centros denunciados por la supuesta malversación de dinero público y delitos fiscales colindantes. La no persecución de sus irregularidades, aunque eran conocidas por el Gobierno, desde 1994 como mínimo, y su defensa cuando se denunciaban sus tropelías deben ser depuradas.
Una tercera cara se resumiría en el secreto a voces que recorre el sector: “Ser de Unió ayuda a conseguir subvenciones de formación”. Cada año centros relacionados directa, familiar o empresarialmente con Unió reciben alrededor de 2000 millones de pesetas.
Una cuarta es la supuesta financiación irregular de Unió Democrática a partir de estructuras paralelas del partido y/o la recepción en efectivo o especie de porcentajes sobre las subvenciones recibidas por algunos centros, como por ejemplo los de Pallerols.
Por eso las fuerzas progresistas hemos exigido crear una comisión de investigación en el Parlament que aclare que ha pasado con el dinero público de los fondos de formación y se asuman responsabilidades, hemos reprobado al gobierno de Pujol por no querer aclararlo y por el descrédito internacional al que nos esta sometiendo.
Las derechas pretenden hacernos creer que vivimos en un placido oasis. En el fondo no nos ofrecen un oasis sino su espejismo. Porque por no nombrar el problema este no desaparece.
En nombre del oasis, no podemos transformar la política catalana en una ciénaga de aguas estancadas, donde transiten con impunidad especimenes, tan poco recomendables, como los del Caso Treball”.Por eso seguiremos insistiendo, con rigor y responsabilidad, para que se aclare que ha pasado con el dinero de los cursos para personas en paro y el Gobierno de Pujol asuma las responsabilidades políticas que de ello se deriven.
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