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dimecres, 18 d’octubre del 2006

Negar la realidad

Con la esperpéntica firma ante el notario, Mas y los suyos, intentan forzar la imagen de que no renovaran el pacto con el PP que los mantuvo en el gobierno los últimos 8 de los 23 que estuvo CiU en el poder.
Dudan que el electorado se los crea, quizás temen que recuerde que después de una campaña donde decían que “plantarían cara”, se fueron al Majestic, o porque dejan entrever que no le harán ascos a un apoyo del PP postelectoral.
Eso y las comidas con Carod, apuntan a que Mas prefiere volver a mandar, de la mano de ERC. Con un frente nacionalista, la peor opción para Catalunya.
Con el, cada día asistiremos a una dura confrontación interna para demostrar quien es más nacionalista, y al conflicto externo con España para ocultar que no se aportan soluciones a los problemas reales de las personas.
Lo mismo, pero aumentado, que hizo cuando mandaba en solitario. Aquello no era, y tampoco lo seria ahora, gobernar bien.
Tratan de esconder su inconsistencia, programática y de gestión. Las gesticulaciones buscan que todos hablemos de “las cosas de la política” y no de “la política de las cosas”. En eso último, cuando hablan patinan.
Tratan de esconder, bajo el ruido que generan, la obra del gobierno actual. Negar las escuelas y los centros sanitarios construidos, el recorte de la listas de espera y del déficit público, la incorporación de profesores y mossos, los quilómetros de autovia o ferrocarril nuevos, el empleo que se ha creado, la mejora de la economía catalana, el avance del catalán en Europa o el retorno de los Papeles desde Salamanca. Eso son hechos y no palabras. Eso es buen gobierno.
La propuesta de Montilla es hacer más por Catalunya en esa dirección de progreso social, depurando lo que la experiencia aconseja. A todos corresponderá elegir. Hechos o palabrería.