El próximo gobierno de Catalunya ha de ser de progreso y estable.
De progreso social y económico para aprovechar la buena coyuntura económica que vivimos y estable para que sea una fuente de resolución de problemas, no de creación.
Ahora, cuando las cosas van globalmente bien, se han de diseñar, pero sobre todo ejecutar, las inversiones en infraestructuras productivas, físicas y del conocimiento que nos permitan progresar, no solo crecer. Al mismo tiempo, se debe invertir en la construcción de las infraestructuras de la cohesión social, evitando que la brecha social se abra, que la inmigración se transforme en un problema en lugar de una oportunidad y que todo ello, no solo frene el crecimiento, sino que estalle si las cosas se tuercen.
La prioridad es hoy invertir en la modernización y la cohesión social del país, esa es la “entesa” sobre la se construye el pacto del próximo gobierno y la diferencia sobre la propuesta de CiU, el ganador minoritario, que defendió un modelo de desarrollismo económico no contrapesado con una política social solvente.
La estabilidad, tras un resultado muy fraccionado, solo era posible mediante dos escenarios de pactos: un frente nacionalista (CiU+ERC) o un “entesa” entre las fuerzas de progreso (PSC+ERC+ICV-EUA). El primero no era garantía de estabilidad, ni aquí ni con el resto de España, y la reedición del segundo requiere de un cambio en las formas que acalle los “ruidos internos” que se han producido. Los ruidos externos se mantendrán, porque ese el papel que corresponde a la oposición, el tripartito que forman (CiU+PP+Ciutadans).La eficacia, rapidez y sigilo negociador, son un símbolo de la estabilidad que nos espera. Es la marca de la “casa”. La que aporta quien será el nuevo presidente de la Generalitat, José Montilla.
De progreso social y económico para aprovechar la buena coyuntura económica que vivimos y estable para que sea una fuente de resolución de problemas, no de creación.
Ahora, cuando las cosas van globalmente bien, se han de diseñar, pero sobre todo ejecutar, las inversiones en infraestructuras productivas, físicas y del conocimiento que nos permitan progresar, no solo crecer. Al mismo tiempo, se debe invertir en la construcción de las infraestructuras de la cohesión social, evitando que la brecha social se abra, que la inmigración se transforme en un problema en lugar de una oportunidad y que todo ello, no solo frene el crecimiento, sino que estalle si las cosas se tuercen.
La prioridad es hoy invertir en la modernización y la cohesión social del país, esa es la “entesa” sobre la se construye el pacto del próximo gobierno y la diferencia sobre la propuesta de CiU, el ganador minoritario, que defendió un modelo de desarrollismo económico no contrapesado con una política social solvente.
La estabilidad, tras un resultado muy fraccionado, solo era posible mediante dos escenarios de pactos: un frente nacionalista (CiU+ERC) o un “entesa” entre las fuerzas de progreso (PSC+ERC+ICV-EUA). El primero no era garantía de estabilidad, ni aquí ni con el resto de España, y la reedición del segundo requiere de un cambio en las formas que acalle los “ruidos internos” que se han producido. Los ruidos externos se mantendrán, porque ese el papel que corresponde a la oposición, el tripartito que forman (CiU+PP+Ciutadans).La eficacia, rapidez y sigilo negociador, son un símbolo de la estabilidad que nos espera. Es la marca de la “casa”. La que aporta quien será el nuevo presidente de la Generalitat, José Montilla.
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