“Este President manda”. Esta es una frase que se ha empezado a oír entre propios y ajenos.
Más que mandar, gobierna, que no es exactamente lo mismo. Pero la gente ya se entiende cuando la dice, o la oye.
A ello ha contribuido la forma sobria y contundente como ha abordado, y abortado, la expresión externa de diferencies entre consellers o haciendo que el Govern sea el primero en respetar la ley sobre los símbolos nacionales, o colocando en el centro de la política la resolución de los problemas de las personas, en especial las que mas lo necesitan.
Quizás porque hablar del estilo Montilla, no pone. Quizás porque resolver problemas, y no crearlos, no es noticia. Quizás porque nos va el morbo político, aunque abjuremos de él. O quizás porque el macropuente. O por todo ello, estos días ha crecido una “serpiente informativa”.
También puede ser que tanto rumor responda al ruido interno de CiU. Ruido, al que rápidamente se han sumado los opinadores mediáticos iniciando, en voz alta, la reflexión del destino de la Federación nacionalista, de Mas o del equipo que lo acompaña.
Le recomiendan que no se tire al monte del nacionalismo radical, que se centre. Más bien le impelen a que se reconozca de centro. Unos lo hacen para que gane la bolsa de nacionalistas que supuestamente se verán frustrados por la presencia de ERC en un govern que no es independentista, otros para que recomponga los puentes con la derecha de Catalunya. De repente, a CiU la agenda se le ha llenado con temas no deseados. Tras el aterrizaje forzoso por no poder gobernar, les han alcanzado los temas no resueltos. ¿Será Mas el próximo cabeza de cartel o el hijo de Pujol?. ¿Resistirá Unió la tensión de un nacionalismo como el que propugna el núcleo duro de Convergencia?. Mas se la juega en como resuelva el ruido.
Más que mandar, gobierna, que no es exactamente lo mismo. Pero la gente ya se entiende cuando la dice, o la oye.
A ello ha contribuido la forma sobria y contundente como ha abordado, y abortado, la expresión externa de diferencies entre consellers o haciendo que el Govern sea el primero en respetar la ley sobre los símbolos nacionales, o colocando en el centro de la política la resolución de los problemas de las personas, en especial las que mas lo necesitan.
Quizás porque hablar del estilo Montilla, no pone. Quizás porque resolver problemas, y no crearlos, no es noticia. Quizás porque nos va el morbo político, aunque abjuremos de él. O quizás porque el macropuente. O por todo ello, estos días ha crecido una “serpiente informativa”.
También puede ser que tanto rumor responda al ruido interno de CiU. Ruido, al que rápidamente se han sumado los opinadores mediáticos iniciando, en voz alta, la reflexión del destino de la Federación nacionalista, de Mas o del equipo que lo acompaña.
Le recomiendan que no se tire al monte del nacionalismo radical, que se centre. Más bien le impelen a que se reconozca de centro. Unos lo hacen para que gane la bolsa de nacionalistas que supuestamente se verán frustrados por la presencia de ERC en un govern que no es independentista, otros para que recomponga los puentes con la derecha de Catalunya. De repente, a CiU la agenda se le ha llenado con temas no deseados. Tras el aterrizaje forzoso por no poder gobernar, les han alcanzado los temas no resueltos. ¿Será Mas el próximo cabeza de cartel o el hijo de Pujol?. ¿Resistirá Unió la tensión de un nacionalismo como el que propugna el núcleo duro de Convergencia?. Mas se la juega en como resuelva el ruido.
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