Hace pocos días, Mas y los suyos, lanzaron un globo sonda electoral. Para promocionar el conocimiento del ingles proponían desgravar los costes de su aprendizaje. Lo minoritario, ineficaz e injusto de la propuesta es tan evidente que se han apresurado a esconderla detrás de otra nueva propuesta. Ahora proponen destinar un canal de Televisión de Catalunya para una programación, hecha en inglés, pero protestaban del “exceso de castellano” de Buenafuente en TV3.
Estoy convencido que nuestra sociedad y nuestra economía, para vivir en este mundo cada vez más global, necesita que las personas que vivan y trabajen en Catalunya dominen una lengua extranjera, especialmente el ingles.
Pero, aunque suene a perogrullada, para llegar a trilingües, primero hay que ser bilingües. Eso aquí es conocer el catalán y el castellano.
En este tema, si no queremos abrir debates estériles y enfrentamientos inútiles, los nacionalistas de uno y otro signo deben renunciar a promocionar su bilingüismo, cada uno el suyo. Un bilingüismo coincidente en considerar como segunda lengua, el ingles u otra lengua extranjera, y duramente discrepante sobre cual es la primera, si el castellano o el catalán.
En estos días, en que se cuestiona si Elvira Lindo debe hacer el pregón de las fiestas de Barcelona, porque lo hará en su lengua, el castellano, o que se le monta un escándalo a Eto’o, el camerunés máximo goleador del Barça, por pedir, en Santander, que le formularan una pregunta en castellano, el nacionalismo catalán debe reflexionar como sirve mejor a esta sociedad. Con globos sonda o con realismo.
No es cuestionando la riqueza lingüística que supone el conocimiento y libre uso del castellano o el catalán, como avanzaremos. Si queremos llegar a trilingües no menosprecien que la mayoría somos y queremos ser bilingües.
Estoy convencido que nuestra sociedad y nuestra economía, para vivir en este mundo cada vez más global, necesita que las personas que vivan y trabajen en Catalunya dominen una lengua extranjera, especialmente el ingles.
Pero, aunque suene a perogrullada, para llegar a trilingües, primero hay que ser bilingües. Eso aquí es conocer el catalán y el castellano.
En este tema, si no queremos abrir debates estériles y enfrentamientos inútiles, los nacionalistas de uno y otro signo deben renunciar a promocionar su bilingüismo, cada uno el suyo. Un bilingüismo coincidente en considerar como segunda lengua, el ingles u otra lengua extranjera, y duramente discrepante sobre cual es la primera, si el castellano o el catalán.
En estos días, en que se cuestiona si Elvira Lindo debe hacer el pregón de las fiestas de Barcelona, porque lo hará en su lengua, el castellano, o que se le monta un escándalo a Eto’o, el camerunés máximo goleador del Barça, por pedir, en Santander, que le formularan una pregunta en castellano, el nacionalismo catalán debe reflexionar como sirve mejor a esta sociedad. Con globos sonda o con realismo.
No es cuestionando la riqueza lingüística que supone el conocimiento y libre uso del castellano o el catalán, como avanzaremos. Si queremos llegar a trilingües no menosprecien que la mayoría somos y queremos ser bilingües.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada