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dimecres, 9 d’agost del 2006

"Rambo" Puig

Quienes le conocen de cerca dicen de Felip Puig que es una persona afable. Pero, en público se transfigura, se agria.
Padece el síndrome de los "segundos". Intenta seguir la escuela que inauguró Guerra, pero sin su gracejo. Como sus malos imitadores ha devaluado el modelo hasta la extenuación. Cascos, Miguel Ángel Rodríguez, Zaplana o Acebes son ejemplos de ese fenómeno, que en Catalunya no se había producido.
Pujol no lo necesitaba. El era capaz de interpretar todos los papeles del "auca". Además, ser el numero dos de Pujol era síntoma de próxima defenestración.
Pero Mas si lo necesita. ¿O es al revés?. Es igual.
El caso es que durante la comparecencia del Govern ante el Parlament, para dar cuenta de los hechos del Prat, Felip Puig rompió la norma que caracteriza a CiU. Por una vez hizo una propuesta. Defendió que debía haberse exigido la intervención del Ejercito.
No se yo si sus juventudes, la JNC, lo verán bien. Ellas que las han calificado, desde su fraseología de independentistas de salón, como fuerzas de ocupación.
Yo la veo como una mala propuesta. Hacia mucho tiempo que no oía a un político español - Puig lo es, aunque a él le disguste - intentar solucionar un conflicto militarizándolo.
Solo un “Rambo” - como dijo Iceta- , creería que si el ejercito retiraba, por la fuerza, a los trabajadores de las pistas estos, y el resto, volverían a los mostradores, las cintas y los vehículos. Se hubiera pasado de un problema grave a un gravísimo problema.
Los ocupantes de la pista no se retiraron porque si. La combinación de negociación y presión con la Guardia Civil permitió que el conflicto durara 7 horas. Las consecuencias más. Pero con toda la plantilla en pie de guerra después de una carga militar ¿cuantos días más se hubiera necesitado? ¿cuantos miles mas de pasajeros se hubieran visto afectados?
La solución posible a una crisis está en optar por el mal menor. Eso requiere serenidad y rigor, no Rambismos. Actuar bajo los efectos de un ”calentón” no ayuda. La desproporción en el uso de la fuerza, como vemos en el Líbano, tampoco.
Ir de la oposición a la proposición, requiere seny no rauxa. Hacer el “Rambo” ni les hará, ni les irá, bien.